Te conozco, bacalao

Te conozco, bacalao

Si hubiera justicia, se aplicaría la enseñanza bíblica que dice: con la vara que midas, serás medido. En la pared del lado del escritorio de un periodista de El Nuevo Día, de San Juan, Puerto Rico, había un letrero sencillo, corto, claro, preciso y muy sabio, Alonso, el periodista, escribió: Que Dios te devuelva multiplicado, todo lo que me deseas.

Las campañas políticas modernas se desarrollan del mismo modo que las que se realizaron en el pasado. Siempre fueron importantes los medios de comunicación.

Las pequeñas comunidades usaron los periódicos locales, de corta tirada, los volantes que entregaban en las esquinas o introducían por debajo de las puertas, los afiches pegados en las paredes y en los postes de luz. Esos eran los medios de comunicación que existían y los políticos los usaron.

El Presidente Roosevelt, Franklyn Delano, fue de los primeros políticos en emplear la radio y la presencia física mediante largos viajes en tren, para visitar una y otra ciudad. Incorporó Roosevelt el “caravanero” a la campaña política en los Estados Unidos.

En nuestro país  se emplea el manejo del rumor, de la conseja maliciosa, de la afirmación mendaz, de dejar caer aquí y allá una frase venenosa, como quien no quiere la cosa, como actúa la gatita de María Ramos que tira la piedra y esconde la mano.

La práctica de la bajeza y la maldad que anida en algunos politiqueros, se manifiesta en una y otra campaña política como parte del precio que debe pagar la sociedad electoral.

La propuesta interesante, el proyecto inteligente, el plan factible que se puede lograr con talento y trabajo, con dedicación esmero y  una ejecución limpia y firme, huyen del lado de algunos candidatos que emplean armas innobles para intentar desacreditar y ningunear a los contrarios.

Es cierto, las ideologías andan de vacaciones, puede que no sea así y anden sumidas en una duermevela que se sacudirá en algún momento.

Lo que siempre debe estar presente es el respeto por los electores a quienes no se debe convertir en víctimas de las afirmaciones mentirosas de enfebrecidos y desesperados perdedores.

Primero intentaron leer el mensaje de las vísceras de los animales y  fracasaron, lo mismo pasó con la bola de cristal.

Entonces decidieron inventar mentiras, vendidas con malsanas intenciones,  para intentar convencer al pueblo de lo que no existe, en un ejercicio de insulto de la inteligencia popular.

Hipólito está como un cañón.

El PLD comenzó la campaña sucia contra el PRD.

Pueden negarlo, pero antes, al descubrir alguna bajeza se decía: te conozco bacalao, aunque estés bien disfrazao.

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