¿Te están facturando?

¿Te están facturando?

Desde hace tiempo, he tenido el propósito de comentar un fenómeno de la televisión dominicana que resulta muy dañino en su práctica, y que desde hace décadas anda impune por diversos canales y programas sin que la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos haga su trabajo al respecto.Pero ahora ha ocurrido, hace ya unos meses, algo con ese fenómeno que hace perentorio hablar de él. ¿De qué se trata? Pues de lo que llaman Te están facturando, sección de El Show del mediodía, y del programa Gózalo, de Carlos Alfredo Fatule.

Sucede que ellos emplean la cámara secreta para hacer que la gente en la calle pase malos ratos y dificultades y rabias y hasta fenómenos de depresión momentánea, como consecuencia de presentarles la idea de que están creando un problema en la vía pública o que están violando una ley o fingiendo que los atracan o que los amenazan con darles golpes si no hacen una cosa u otra. Entonces el transeúnte o el residente de una casa porque hasta a las casas se meten con sus cámaras y sus hombres y su desagradable sentido del humor dura un buen rato con la idea de que ha hecho algo malo o de que le pasará una cosa grave, por la situación que le crean. Al final del episodio, le muestran las cámaras, todo el mundo ríe y los afectados descubren que era una nota de humor.

Pues hace ya unos meses, los del equipo de Carlos Alfredo fueron a la casa de un conocido cantante de bachata. Y según me han contado, le dijeron que se trataba de empleados del servicio de agua que la cortarían por falta de pago. Dijeron que harían un hoyo en el centro de la entrada de la casa, rompiendo un elegante piso.

El músico argumentó que él no tenía deuda de agua, buscó papeles, etc., pero de nada valió. Los hombres insistieron en que la cortarían. Entonces se les señaló que por ahí no era que estaba el tubo del agua, sino en otra parte de la casa. Los supuestos empleados del servicio de agua insistieron en que era donde ellos decían en el centro de la entrada de la casa donde harían el hoyo aunque el dueño de la casa no quisiera.

Hubo discusiones, tensión, insultos. Luego la cosa se puso color de hormiga. Evolucionó al rojo vivo, y poco faltó para que evolucionara a lo trágico, al rojo de sangre y muerte. Pues varios de los residentes en la casa salieron regresaron con más gentes y dispuestos a pelear. Ahí se les hizo ver que todo era sólo un relajo.

Es posible que en mi narración se escaparan detalles o algunos fuesen inexactos. Pero lo esencial es que este tipo de humor no debe permitirse a esos programas, por muchas razones de carácter humano y de orden social.

En primer lugar, por el riesgo de que sean agredidos y golpeados los hombres que hacen el teatro, y estos, naturalmente tratarán de devolver el golpe, con las consecuencias de lugar. Y es posible que haya ocurrido, sin que lo hayan pasado por televisión. En segundo lugar, las personas engañadas, afectadas por el chiste de mala leche, pueden sufrir y a algunos conjeturo que les ha pasado, y no lo han televisado un ataque cardíaco, derrame cerebral, espasmo nervioso, etc., con las consecuencias negativas y permanentes para su salud. Y en tercer lugar, porque esas personas, inocentes transeuntes o residentes, son puestos a actuar en una comedia televisiva como actores de primer protagonismo, sin su consentimiento, por lo cual su reputación, su moral y hasta sus negocios o su trabajo puede ser afectado. Y en cuarto lugar, a esos afectados probablemente no se les pague por esa actuación.

Por ello, solicito a la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía o como se llame ahora que cumpla con su deber en este caso de ofensa a los derechos de la población. Y esos programas, que sean más creativos, que empleen a talentosos escritores de guiones, quienes les darán las innovadoras ideas de que carecen para hacer una televisión de calidad, más decente y útil para la sociedad.

Esto también iría en beneficio de la imagen de esos programas y sus productores, ya que sus productores son gente reconocidas en la sociedad por su talento, por su valía en diversas áreas del accionar artístico, como es el caso de Carlos Alfredo, excelente conductor de televisión, artista popular, imitador de voces, actor, locutor y cantante lírico de apreciable valor.

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