Te quiero mucho y ¡gracias por todo!

Te quiero mucho y ¡gracias por todo!

El deseo de los padres por vincularse incondicionalmente con su hijo/a, inclusive desde el período del embarazo, produce huellas imborrables en el ser humano. Algunos especialistas creemos que estas interacciones tempranas son psicológicamente  importantes para establecer fuertes vínculos entre padres e hijo/a.

Es importante entender la trascendencia que tendría en ese adecuado vínculo parental la comunicación infantil, la cual consiste en ese acto de conversar e interactuar eficientemente con nuestros niños, provocando esa correcta interacción que permita que usted entienda lo que su niño/a sienta o quiera expresar, así como el/ella comprenda lo que usted le quiere decir.

Si busca alcanzar la correcta comunicación infantil, debe evitar o minimizar los obstáculos de la misma: ordenar, amenazar, criticar, ridiculizar, interrogar, rechazar, ignorar y atacar.

No le exija cosas que usted no le da, no le exija paciencia si usted le grita, no le pida respeto si le insulta y ofende. No le pida que cumpla lo que promete si usted no lo hace, no le pida amor si no se lo da, no le pida besos y abrazos si lo que recibe a cambio son gritos y golpes. Necesita de usted y de su amor, necesita los besos y abrazos, pero también necesita que lo deje volar.

Educar en los valores es educar moralmente. En cuanto a la comunidad educativa se refiere, es necesario que todos los implicados en su construcción participen de forma efectiva y coherente.

Los niños con apego seguro son más saludables en sus expresiones emocionales, en las relaciones sociales con sus pares y en la adquisición y dominio del lenguaje; y su autoestima es mejor desarrollada.

Quiero recalcar que con reflexiones, consejos, advertencias, rectificaciones y, sobre todo, con el ejemplo de los mayores, la familia es la maestra más adecuada y eficaz para transmitir valores; los adultos deben tener en cuenta que cualquier vivencia o experiencia cotidiana abre un amplio abanico de posibilidades en el campo del aprendizaje, educación y transmisión de valores, de forma que se pueda sacar el máximo partido posible a las pequeñas incidencias y anécdotas diarias.

Si logra fortalecer ese vínculo emocional con su hijo/a, llegará el día en que estas conocidas expresiones le resultarán familiares, y serán peculiares palabras de agradecimiento de su niño/a, expresándole: “Sé que no eres perfecto, yo tampoco lo soy. Sé que no me puedes cumplir todos mis caprichos, pero lo material no me importa. Sé que haces las cosas por mi bien y te lo agradezco. Sé que deseas lo mejor para mí, yo también deseo lo mejor para ti. Sé que no quieres que sufra, pero de repente es bueno sufrir y tropezar y así me levantaré más fuerte y venceré. Sólo me quedan dos cosas por decirte: Te quiero mucho y ¡gracias por todo!”.

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