¿Te sientes solo aunque estés acompañado…?

¿Te sientes solo aunque estés acompañado…?

Hay formas de descubrir las raíces de la sensación de aislamiento, pero para eliminarla  es necesario tomar contacto con los sentimientos y verse a uno mismo como una persona plena

Puedes sentirte acompañada aunque nadie esté a tu lado, o sentir la mordedura de la soledad estando rodeada de gente.

 Hay formas de descubrir las raíces de la sensación de aislamiento, pero para eliminarla definitivamente es necesario tomar contacto con los sentimientos y verse a uno mismo como una persona plena, segura y respaldada.

En función de cómo se haya desarrollado la vinculación con nuestra propia madre, la primera persona con la que nos relacionamos, tendremos más o menos seguridad en nosotros mismos.

Si hemos sentido que contábamos con su apoyo  y podíamos acceder a ella, probablemente ahora nos sintamos seguros y aprenderemos a estar solos.

En cambio, si sentimos que no nos hemos relacionado bien con ella, o nos ha faltado su respaldo, valoración y afecto, vamos a necesitar de alguien para sentirnos “completos” y no soportaremos la soledad.

Lo explica la psicóloga Victoria Cadarso, directora del Instituto de Terapias Integrales y Enseñanzas Energéticas (ITIEE), según la cual “si confiamos en nuestra capacidad para desenvolvernos y relacionarnos con el entorno, nos sentiremos acompañados por nosotros mismos”.

Pero si por el contrario nos sentimos incapaces de interactuar nos sentiremos solos a pesar de que quienes nos rodean nos consideren una persona válida, nos quieran, apoyen y estimulen, ya que nosotros mismos no creemos en nuestra propia valía.

Esta experta ofrece un enfoque innovador para paliar la sensación de soledad. Se fundamenta en buscar el reequilibrio del ser humano, considerando su cuerpo y mente como un todo, movilizando sus energías biológicas, y trabajando las sensaciones y emociones por medio de la visualización. Estas son sus sugerencias:

• Conoce cÓmo funciona tu mente

Tu cerebro procesa información en tiempo presente y en forma de imágenes y sensaciones. Dado que la soledad es algo más sentido que pensado, debes movilizar tu parte cerebral relacionada con lo que sientes, más que la racional.

 Si puedes percibir el calor, respaldo, afecto y el amor de alguien que te apoya, aunque sea imaginariamente -retrotrayéndote a tu infancia o proyectándote al futuro-,  tu cerebro vivirá y registrará esa sensación de forma intemporal, como si realmente sucede.

• Contacta con el origen de tu soledad

Probablemente viene de tu infancia. Si durante tus primeros tres años de vida, cuando se forma el concepto del “sí mismo”, el vínculo con tu madre no ha sido adecuado- porque ella estaba nerviosa o depresiva o no se ha comunicado contigo por medio de caricias, miradas y palabras- percibiste que estabas en un mundo donde te faltaba el apoyo.

Tu carácter ha incorporado esas sensaciones, y ahora no sabes o no puedes estar sola, porque necesitas de otro para que proporcione de la seguridad que no tienes por ti misma. 

• Date el calor que te faltó

Cierra los ojos, para entrar en una realidad diferente y tomar contacto con tu cuerpo, sensaciones y emociones. Imagina y siente que el niño que fuiste se siente acompañado, apoyado, acariciado, contenido, estimulado y querido, por la persona adulta que eres ahora.

Intenta comprender y tener compasión por aquel niño, que se sintió solo en la primera etapa de su existencia y entrégale a él, es decir, a ti mismo, el cariño, el respaldo y la atención que necesitabas y no tuviste. Ello te hace sentir ese calor humano “desde dentro”. Al visualizar esta situación, lo que das, también lo recibes y sientes al mismo tiempo.

• Habla con tu niño interior

Otra forma de imaginación activa, consiste en tomar mentalmente en tus brazos, al niño que fuiste y decirle: “eres muy agradable, risueño y simpático. Mereces ser querido. No te preocupes, aunque te sientas solo porque yo estoy aquí y te voy ayudar para que crezcas. Te iré mostrando cómo vas a ir creciendo y te vas a ir convirtiendo en mí, en lo que soy ahora, lleno de confianza y seguridad”.

• Repite esta visualización. Hazlo tres veces por día, durante tres jornadas

Así, tu cerebro crea unas nuevas conexiones neuronales y tus sensaciones quedarán grabadas. La primera vez que paseas por tu pasado y reescribes tu propia historia se conectan ciertos circuitos, la segunda ocasión que la repites esas conexiones se consolidan y la tercera vez se crea una nueva autopista neuronal. Entonces tu cerebro cree que eso ha sido realidad. EFE/ Reportajes

De interés

— Si no nos hemos relacionado bien con nuestra madre, o nos ha faltado su respaldo, valoración y afecto, vamos a necesitar de alguien para sentirnos “completos” y no soportaremos la soledad.

—  Si uno percibe el calor, respaldo, afecto y el amor de alguien que le apoya, aunque sea imaginariamente, el cerebro vivirá y registrará esa sensación como si realmente sucediera.

— Toma mentalmente en tus brazos al niño que fuiste y dile: “eres muy agradable, risueño y simpático. Mereces ser querido. No te preocupes, porque te voy ayudar para que crezcas».

Publicaciones Relacionadas

Más leídas