Teatro de Bolsillo UN FESTIVAL EN EL GULOYA

Teatro de Bolsillo UN FESTIVAL EN EL GULOYA

Cuatro actrices estupendas se han metido el teatro en un bolsillo.

Viena González, Niurka Mota, Patricia Muñoz y Lorena Oliva, con sus respectivos monólogos, son las protagonistas de esta nueva versión del Teatro de Bolsillo que auspicia el Teatro Guloya de Santo Domingo.

Lo de “bolsillo” es sólo para significar que no se trata de obras de gran formato, lo que de ninguna manera disminuye la calidad de las propuestas presentadas. El pequeño festival inició con la obra “Flor de Mayo”, dirigida por Claudio Rivera y actuada por Viena González. Esta no es una obra teatral propiamente dicho, se trata de un texto escogido por Rivera, extraído de la novela “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez, cuya protagonista es Fernanda del Carpio, esposa de Aureliano Segundo.

El valor de esta puesta en escena radica en primer lugar, en la reflexión crítica que hace el director y dramaturgista acerca del hecho literario para convertirlo en un hecho teatral. ¿Qué le llamó la atención en este texto a Claudio Rivera? sin duda la figura de esa mujer de carácter -criada para ser una reina- sus ansias de libertad, su rebeldía y especialmente la posibilidad de recrear en la escena de alguna manera, un instante de ese mundo real y mágico de García Márquez.

Los pocos elementos escénicos son signos más que realidades, una tinaja, una imagen, el despliegue de la amplia falda de la actriz que se convierte en metáfora de liberación, y una flor, la cayena, la “flor de mayo”, todo tiene un sentido.

Viena González, con sus continuos movimientos a veces gimnásticos, construye un espacio lúdico ilimitado y con la elocuencia del gesto facial, los matices de la voz y la expresión, da vida a esta particular Fernanda del Carpio. El texto elaborado por Rivera es hermoso con reminiscencias de Lorca y de Becquer. Hermosa puesta en escena con el sello inconfundible de Guloya.

“Nosotras lo hacemos mejor”, del dramaturgo puertorriqueño Roberto Ramos Perea, fue la segunda obra presentada en este Teatro de Bolsillo, actuada por Niurka Mota y dirigida por Elvira Taveras. El teatro de este reconocido autor es social, político, cuestionador. En este monólogo aborda el ancestral machismo y la violencia contra la mujer. La protagonista es una psicóloga que imparte un taller de superación personal, pero ella no es ella, asume que es un hombre para que su palabra no sea cuestionada En esta dualidad se nos presenta indistintamente, como el padre abusivo, la víctima en la que subyace el complejo de Electra, la madre sumisa y temerosa y el marido, justo con las mismas características del padre. La versatilidad de Niurka Mota se decanta en este interesante juego teatral.

El ir y venir incesante delimitando el espacio escénico, se convierte en alegoría de la inestable existencia de la psicóloga, conocemos entonces los vaivenes de su vida, sus traumas, amores, ilusiones y desventuras. Los momentos de reflexión alcanzan pequeños climaxs, que se desvanecen al apurar una taza de café, sólo para empezar de nuevo. El taller le sirve de catarsis para desnudarse y compartir sus angustias, el rompimiento de la cuarta pared la acerca, hace cómplice al espectador, atrapado desde el principio en su vorágine existencial.

Mota ofreció una actuación memorable, de las mejores en su dilatada carrera de actriz, en tanto Elvira Taveras imprime al montaje un ritmo sostenido, ágil, en el que la acción no decae. La música apropiada y los elementos en escena enriquecen la propuesta.

Ramos sitúa la acción en los agitados años setenta, su teatro causa inquietud lo que teatralmente es válido, y el argumento aunque manido sigue teniendo vigencia, pues no es mucho lo que la sociedad en término de géneros ha cambiado. Lo lamentable es que esa mujer de ayer y hoy aun superada, convertida en profesional, asuma la misma conducta, cometa los mismos errores de la madre sumisa y apocada, sin preparación académica, de otra generación. Finalmente la obra llama a la reflexión, lo importante es hacerlo bien, sin importar lo mal que lo pueda hacer el hombre, no se trata de una competencia, a lo que agregamos, se trata de que la mujer asuma sus múltiples roles con dignidad y respeto, si no nos respetamos, no podemos esperar el respeto de los demás.

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