El VI Festival Internacional de Teatro de Santo Domingo, que concluye mañana,  inició con la obra “La muchacha de los libros usados”, presentada por el Teatro Malayerba de Ecuador,  dirigida por Arístides Vargas, quien además es el autor de la obra y creador del grupo en 1979.

 El teatro Malayerba viene precedido de una bien ganada fama, que lo ha colocado entre los grupos de teatro más importantes de Latinoamérica.

El colectivo  ecuatoriano, de la mano del argentino Arístides Vargas, ha logrado articular una expresión teatral auténtica, en la que expresa su realidad con voz propia, al tiempo de conciliar de alguna manera la cultura de su nación.

En “La muchacha de los libros usados” hay una mixtura de tendencias teatrales en la que predominan  rasgos del teatro simbólico y del absurdo. Así como en su obra “Nuestra Señora de las Nubes” hay un componente autobiográfico, en La muchacha Vargas recrea su propia experiencia a partir del conocimiento de una joven vendedora de libros, para componer una conmovedora fábula.

En ambas obras la impronta es la denuncia, la represión social o política. La muchacha toma las historias de los libros leídos para contar la historia de su vida trágica, amarga, saturada de violencia intrafamiliar o contra la mujer, gran flagelo de la criticada sociedad actual. 

Nuevamente la milicia, esta vez personificada en el militar y esposo, está presente, igualmente opresora, aquí es violadora de la integridad de la mujer, vista sólo como objeto mercurial y de placer.

La puesta en escena reconstruye el drama y con pluralidad de elementos y efectos, como la movilidad constante,  el ruido rítmico, las luces efectistas,  sumados a las magníficas actuaciones de los actores y actrices de Malayerba, logran convertir la escena  en un espacio lúdico formidable, en un universo donde caben todas aberraciones humanas.

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De la obra

“En  “La muchacha de los libros usados”, cada personaje es  un instrumento con melodía propia, capaz de integrarse a esta sinfonía visual creada por Vargas. Las vestiduras negras, la estética en las acciones escénicas, la sangre, nos remiten por momentos al teatro de Kantor.  Excelente apertura del VI Festival Internacional de Santo Domingo, que concluye mañana  con la exhibición de obras en varios escenarios.