Tecnobelleza: maquillaje en un “smartphone”

Tecnobelleza: maquillaje en un “smartphone”

En la era digital, la tecnología parece estar en todas partes. Ya es difícil encontrar un aspecto de la vida diaria en el que no se pueda recurrir al “smartphone” para facilitar las cosas.
La industria de la belleza e higiene no iba a ser una excepción: los avances tecnológicos han hecho de la cosmética, el baño o el maquillaje, una experiencia digital a la vez que real.
Así, ya pueden empezar a hablar de “tecnobelleza” o “technobeauty”, aquella en la que la tecnología se convierte en asesora e, incluso, convierte lo digital en físico rompiendo todavía más la barrera entre lo real y lo virtual.
Probar en la pantalla. ¿Cuántas veces han dudado si hacerse un cambio de “look”, por temor a que no les guste el resultado? Ahora, basta con un teléfono móvil y la “app” adecuada para salir de dudas a priori y evitar arrepentirse.
Una forma de “probar” los productos e ideas que, gracias a la realidad virtual o a la edición instantánea de la imagen, está cada vez más extendida. Son ya varias las marcas que apuestan por una tecnología que, con las diferencias de cada firma, ofrece la posibilidad de captar el rostro del usuario y, a través de la pantalla, mostrarle cómo quedarían los posibles cambios de imagen o colores de maquillaje para que decida cuáles le conviene comprar.
Por ejemplo, “Visual Artist”, de Sephora, permite al usuario ver cómo quedarían, en una foto suya, los distintos tonos de labiales y sombras de ojos.
Una idea que también han desarrollado otras marcas, como Nyx, con “Virtual Try On”; la compañía DM, con “Virtual Beauty Studio”; o Garnier, con “My Shade Selector”.
L’Oreal, por ejemplo, ha ido más allá y gracias a ModiFace, la compañía de inteligencia artificial y realidad aumentada del grupo, ha desarrollado un asesor virtual del cabello, que responde a los comandos de voz de los usuarios y les permite encontrar su “look” capilar ideal.
También han desarrollado para Giorgio Armani un sistema similar, probando pintalabios en directo a través de la pantalla de su móvil en una máquina de “vending” disponible durante la feria Viva Technology de París.
En una línea similar, pero utilizando una red social ya existente, la firma Lush creó una serie de “stories” en Instagram que permitían encontrar el tono ideal de sus bases de maquillaje sólidas (que van sin envase para evitar el plástico), de forma que el usuario podía colocarse la pantalla del teléfono en el antebrazo o el rostro para averiguar qué número de maquillaje era el idóneo.

Personalizar e imprimir. ¿Se imaginan una base de maquillaje diseñada exactamente para su tono de piel, en exclusiva? Esa idea, que podría parecer fantasía, es ahora una realidad gracias a iniciativas como “Le Teint Particulier” de Lancôme (filial de L’Oréal).
Tal y como la describen desde esta empresa: “utiliza un algoritmo de coincidencia de color patentado para detectar más de 20.000 tonos de piel individuales y crear una base perfecta y personalizada al instante”.
Un producto que ya está disponible en Estados Unidos a un precio de 88 dólares y que, a lo largo de este año, irá llegando a otros mercados.
De hecho, durante la Viva Technology muchos clientes pudieron aproximarse a esta personalización del maquillaje.
Y es que en este evento, L’Oréal presentó “Shade Finder”, de Lâncome, un aparato tecnológico que ayudaba a los visitantes a encontrar su tono de maquillaje analizando su piel.
Pero, ¿y si se pudiera ir más allá? ¿Y si ya no se tratase de personalizar el maquillaje, sino de poder imprimirlo directamente en la piel? Esta idea también está cerca de convertirse en un hecho.
Es el caso de “Opté”, la impresora de maquillaje que está desarrollando Procter and Gamble (P&G). No hay muchos detalles, aunque desde la firma dicen que se empezará a comercializar en USA a partir de febrero de 2020.
“Es el primer dispositivo para el cuidado facial de uso doméstico capaz de realizar un análisis de la piel y corregir las imperfecciones de forma inmediata”, describen desde la marca.
En una línea similar, pero yendo más allá en la relación entre la estética y los influenciadores de las redes sociales, Seymour Powell está desarrollando una impresora que, combinando reconocimiento facial, análisis de imagen y tecnología 3D, permitirá descargar los estilos de maquillaje de internet e imprimirlos en el rostro de la persona.
Según indican desde la empresa, un producto bautizado como Élever, “imagina las oportunidades e implicaciones brindadas al poder imprimir de manera digital el maquillaje directamente en la cara”.
Y es que el futuro de la impresión 3D está dando lugar a un montón de iniciativas en la industria de la belleza. L’Oréal también presentó en Viva Technology la posibilidad de personalizar las nuevas fragancias de Lancôme y Viktor&Rolf e imprimirlas en 3D.
Asesores de belleza. ¿Y si para consultar con un asesor de imagen, y saber qué “look” nos vendría mejor o qué producto beneficia a nuestra piel o cabello, no hubiera que salir de casa?
Bajo premisas como esta, ya hace tiempo que algunas marcas permiten a los clientes comunicarse con empleados que les guíen en la compra a través de chats en las webs o “apps” de las firmas. Por ejemplo, Lush ofrece a diario la opción de chatear desde la web con un equipo que aclare las dudas del cliente y le recomiende productos según sus necesidades.

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