Tecnología innova universidades, pero dominan equipos obsoletos

Tecnología innova universidades, pero dominan equipos obsoletos

POR MINERVA ISA  Y ELADIO PICHARDO
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No hay tiempo, distancias ni fronteras. La revolución tecnológica comienza a derribar las paredes universitarias, las redes informáticas se incorporan a las unidades educativas combinando sistemas presenciales y virtuales, propiciando una conectividad con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación que, óptimamente aprovechadas, terminarían por borrar los rastros de la insularidad.

El campus tiene nuevos horizontes. Sus linderos se expanden por el ámbito nacional e internacional, amplificados por las redes digitales que establecen una conexión interinstitucional, accediendo a bibliotecas y comunidades científicas. Docentes y estudiantes se deslizan por la autopista cibernética que los transporta a los portales del conocimiento, un caudal inagotable de información que en la base de datos en la red, libros, revistas científicas y otras, se duplica cada lustro.

     No es un fenómeno generalizado en la educación superior dominicana, pero sí un camino sin retorno, una tendencia que con gran rezago recién transforma el paisaje universitario, impulsando el difícil intento de introducir la tecnología del siglo XXI en un modelo educacional con remanentes del siglo XIX. Poco a poco, va venciendo resistencias, cambiando los hábitos académicos de profesores y estudiantes, abre puertas hacia una nueva modalidad de universidad sin restricción de horarios ni de espacios, potencialmente abierta las veinticuatro horas del día, durante todo el año.

En un proceso lento pero sostenido, por lo menos un tercio de las universidades dan pasos firmes hacia la era digital,  virtualizan la enseñaza, avanzan en el reaprendizaje de sus recursos humanos, la alfabetización digital de docentes y alumnos, la adecuación de los procesos de enseñanza al ambiente virtual. Y, aunque sin ser un país “alfa”, aún por bandas angostas, sin ordenadores potentes ni  las redes avanzadas del Internet 2, la incorporación de las herramientas tecnológicas que enriquecen y potencian la docencia es ya irreversible en el quehacer educativo superior.

Un fenómeno indetenible, catapultado por gente visionaria que hoy construye el futuro, pero a la vez frenado por la gran brecha mental, mentalidades estrechas con resistencia al cambio, la ausencia de una cultura tecnológica y restricciones financieras, causa  de la inexistencia en buena parte de las universidades de una plataforma informática para la gestión universitaria, el soporte tecnológico para la automatización de sus labores académicas y administrativas. Un sistema de software y de hardware en un contexto de conectividad y seguridad, adecuado a cada unidad o función, a sus necesidades concretas, lo cual dista bastante de sus disponibilidades y posibilidades económicas.

El avance tecnológico toma ritmos distintos, evidenciándose un desarrollo muy disímil en las universidades en cuanto a servidores, redes, aulas y conexión inalámbrica para que profesores y estudiantes puedan acceder a internet con sus computadoras portátiles.

En muchas no hay más que un barniz tecnológico y siguen empantanadas en sus viejas prácticas, algunas tienen aulas virtuales para fortalecer sus programas pedagógicos, y cada vez más realizan en el ciberespacio las consultas bibliográficas, labores de inscripción y registro, agilizando lentos y tortuosos procesos. En la docencia han ido apareciendo las pizarras digitales y, más tímidamente, equipos de videoconferencia.

Pero, amén de no ser óptimamente utilizados, predominan softwares desfasados, laboratorios obsoletos, incompletos, entre otros recursos tecnológicos de apoyo al proceso formativo que no se corresponden con los requerimientos actuales. Además, están ausentes las simulaciones computarizadas de procesos físicos, biológicos y químicos, ya usuales en la formación de las ingenierías y otras disciplinas en academias de América Latina y del mundo.

Para que la tecnología impacte los procesos universitarios, se precisa de una infraestructura cuyo costo no está al alcance de la mayoría de las universidades dominicanas, conlleva una inversión que no hacen ni siquiera las que pregonan estar en esa tendencia.

Una gran limitante es la situación socioeconómica del alumnado, determinando que una alta proporción no posea una computadora personal -con un promedio estimado de una por cada diecisiete estudiantes -, y menos aún de internet para la búsqueda desde el hogar, con el agravante de la perenne crisis energética.

Esas y otras razones ocasionan que el avance de las nuevas tecnologías no haya tenido la repercusión requerida en las universidades, entre las que existe una gran brecha digital y una ausencia de homogeneidad en sus instalaciones que dificulta la interconectividad.

Aunque República Dominicana se considera uno de los principales países de América Latina a los que llega rápidamente la tecnología,  investigaciones indican que la utilización de la Tecnologías  de la Información y Comunicación (TIC) en la educación no es significativo. Un estudio que clasifica 115 naciones en el uso de  las TIC a nivel mundial, situó al país en la posición 89 y una puntuación de -0.73, por debajo de naciones latinoamericanas como Chile, El Salvador, Uruguay, Panamá, Costa Rica, Argentina, Venezuela y Perú.                               

Restricciones para la docencia

En la exigente universidad del siglo XXI, las instituciones de educación superior necesitan edificaciones adecuadas, laboratorios y otros materiales educativos de calidad, tener acceso a satélites, a bibliografías calificadas, mantenerse en comunicación permanente, en conexión por la red con universidades nacionales y extranjeras, intercambiando conocimientos, experiencias.

La mayoría confronta severas restricciones en el espacio educativo, sobre todo para procesos que requieren entornos muy especializados, lo que dificulta el aprendizaje en las carreras científicas y tecnológicas. Consecuentemente, predominan disciplinas para las que no utilizan más que un aula, las denominadas “carreras de tiza y pizarrón”.

Sin condiciones, muchas las imparten. De las 45 instituciones de educación superior, 34 ofrecen carreras en ciencia y tecnología, el 79%, pero de los 330 mil estudiantes de tercer y cuarto niveles, apenas rebasa los 70 mil el número de inscritos en ese campo.

Años atrás, eran suficientes las bibliotecas, pero hoy no se concibe una universidad sin data-show ni redes de conectividad, laboratorios modernos de informática, electrónica, microbiología, biología, en las diferentes áreas que precisen de una gran interacción con elementos físicos. No basta acceder a internet, ver las calificaciones por la red, se requieren carreras diseñadas con una fuerte base digital al servicio de la formación de los profesionales. Sin esas facilidades, consustanciales al aprendizaje, no deben impartir la disciplina correspondiente, hacerlo sería una irresponsabilidad, por lo que debe exigirse a las universidades no ofertar carreras para las que no estén capacitadas.

La docencia tiene que apoyarse en bibliotecas digitales altamente especializadas, conectadas a medios donde se divulga el conocimiento que se va generando, como las revistas científicas y tecnológicas. Ser enriquecida con la información sobre avances de investigaciones, exposiciones de expertos que debaten la primera fase de los descubrimientos científicos. La edición del libro con esos contenidos tomará varios años y su traducción al español otros más, de modo que manejarían una información envejecida. Los estudiantes también deberán tener acceso a libros, periódicos y otros medios de comunicación con información fresca en inglés y otras lenguas. Esta demanda de conocimientos actualizados conlleva a su vez a una redefinición en la docencia del dominio de idiomas.                    

Evolución

La incorporación de las herramientas tecnológicas se acentúa en el país durante los años noventa del pasado siglo, y desde finales de ese decenio la población universitaria se familiariza con su uso. Para 2003 un informe de la UNESCO indica que el cuello de botella para el aprovechamiento de las TIC ya no existía en la parte de infraestructura telemática en República Dominicana, que si bien estaba muy lejos de los planes de Internet 2, de las plataformas tecnológicas de universidades de otras naciones de la región, era suficiente para sistematizar el uso de las TIC en la educación superior.

No obstante, un año después, un estudio de la Universidad de Harvard y la Fundación Global Democracia y Desarrollo (FUNGLODE) plantea que la preparación del país para el mundo interconectado se había visto afectada y un poco retrasada por los retos políticos, económicos e institucionales. Además, los bajos ingresos, la fragilidad institucional, las estructuras débiles de gobernabilidad y las deficiencias en la infraestructura eléctrica obstaculizan una difusión amplia de los beneficios de las computadoras y de  internet.

Mediante un sondeo en las instituciones de educación superior dominicanas, constataron que un 30% del total –las que respondieron- cuenta con una unidad de TIC, encargada del desarrollo de aplicaciones, de soluciones y sistemas,  soporte a usuarios, sistema de cómputos, página web y capacitación de docentes. El 90.9% dijo tener una plataforma tecnológica, que el 40% estimó excelente, el 20% muy buena y el 40% buena.             

No se dispone de una cuantificación completa y actualizada de los recursos tecnológicos en esas instituciones, pero a simple vista se observa la ausencia o la obsolescencia de sus equipos en gran parte de ellas, se evidencia un gran rezago en el contexto de la sociedad del conocimiento y el nuevo paradigma tecnológico basado en las TIC, en su incuestionable relación con la innovación y el desarrollo económico.

La publicación “República Dominicana, evaluación del desempeño económico”, producida por la consultora Nathan Associates para el USAID en mayo de 2006, expone: “…La ciencia y la tecnología son elementos primordiales de un proceso de crecimiento dinámico debido a que el conocimiento técnico es una fuerza motriz de la creciente productividad y competitividad. Incluso para los países de ingresos más bajos a medianos, como República Dominicana, el desarrollo transformacional depende cada vez más de la adquisición y adaptación de tecnologías de la economía  mundial, y de su aplicación apropiada al nivel de desarrollo del país. Una carencia de capacidad para tener acceso a la tecnología y utilizarla, le impide a la economía multiplicar los beneficios de la globalización. Lamentablemente, se dispone de pocos indicadores internacionales de ciencia y tecnología para juzgar el desempeño en los países de bajos ingresos. Ese es el caso de la RD”.

El país requiere de inversiones estratégicas en tecnología para contribuir a la competitividad, promover en las instituciones de educación superior políticas de desarrollo en TIC que orienten las inversiones en la materia, considerando no sólo la infraestructura tecnológica, también el reemplazo de la tecnología y software obsoletos, además de los gastos en seguridad. Su implementación debe ser coordinada para evitar que al conectar las distintas unidades surjan incompatibilidades lógicas o físicas.

Su incorporación y renovación introducirá reformas profundas en las costumbres y rutinas académicas, generando finalmente un cambio cultural, derribando resistencias, venciendo la gran rémora de la brecha mental.

El imperio de las TIC                               

Catalizando la modernización de la educación, en la gestión de las instituciones de educación superior se abren paso las TIC, promocionadas cual panacea del mundo globalizado, definidas por la UNESCO como un conjunto de disciplinas científicas, tecnológicas, de ingeniería y de técnicas de gestión utilizadas en el manejo y procesamiento de la información.

En la sociedad del conocimiento, apoyada en las TIC, el desarrollo tecnológico ha  tenido importantes aplicaciones en la educación superior, abriendo un abanico de posibilidades de uso en la enseñanza virtual a distancia y presencial. Agilizan el proceso burocrático y administrativo, facilitan la descentralización y abaratan los costos, ayudan a los estudiantes a matricularse, acceder a sus notas, pagar en línea, conocer las normas de becas o programas de intercambio sin desplazarse de su entorno, utilizando internet, kioscos, la telefonía móvil.

El desarrollo de las telecomunicaciones, de los portales y vortales, con acceso por internet e intranet, brinda diversos servicios digitales en universidades de países desarrollados. El teléfono móvil o  celular, del que ya dispone media población dominicana, se utiliza para recibir y enviar mensajes de textos cortos, y será en el futuro una herramienta para efectuar diversos servicios educativos. En China se comenzó a usar en la enseñanza de idiomas.

El creciente valor que dan los usuarios a la movilida permite proyectar un aumento apreciable en la demanda de servicios para el acceso móvil a internet, incluyendo la vía de teléfonos inalámbricos. En el acceso a internet, las PC, PDA y celulares  se complementarán: las PC  para búsquedas extensas e investigación, las PDA para búsquedas simples y seguras desde cualquier lugar, y los teléfonos móviles para mensajes de voz y textos cortos.

Akademia

Una experiencia inédita en la educación superior dominicana, donde varias universidades unen esfuerzos para producir un software de punta en la línea de open source, que beneficiará  la gestión universitaria y permitirá el desarrollo de entornos virtuales en el aula. Su primer módulo, el más complejo, se concluyó en mayo pasado. Es de bajo costo por ser de fuente abierta y código libre, aunque con los más altos estándares mundiales, afirma Lorenzo Guadamuz, uno de sus gestores. Participan  jóvenes dominicanos brillantes, un grupo de Ph.D de universidades de Santiago y Cotuí. Servirá a academias pequeñas sin capacidad para invertir en un software, pero sí pueden pagar un programador que haga el trabajo operativo. “Creo que las funciones tecnológicas no siempre pasan por los millones, sino por el uso de la creatividad, de la innovación y del talento, que sobra en este país”.

Internet 2

Mega proyecto nacional de carácter interinstitucional impulsado por varias entidades lideradas por INDOTEL, la SEESCYT y la CNSIC, acogiendo una propuesta en el Foro Presidencial por la Excelencia de la Educación.

La Red Avanzada Dominicana de Educación e Investigación (RADEI), como se denominará, incluirá servicios de multicast, videoconferencia de alto rendimiento, VOIP, aplicaciones IPV6, acceso a bases de datos y bibliotecas digitales, seguridad y mediciones.  Permitirá pasar de unicasa a multicasa,  tener telemedicina y  acceder a comunicaciones simultáneas.

Redes académicas

Las redes avanzadas o académicas, plataformas de conectividad entre instituciones de educación superior y de investigación del mundo, constituyen una importante herramienta para el desarrollo. Disponen de enlaces de alta velocidad y se usan para fines académicos y de investigación, con numerosas aplicaciones en educación a distancia, en medicina, biotecnología, meteorología, informática, ingeniería y otras. En telemedicina incluye exploraciones y diagnósticos remotos y telemonitorización, el manejo a distancia de equipos quirúrgicos.

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