Tecnología pasa a ser el principal motor de la economía China

Tecnología pasa a ser el principal motor de la economía China

De los Servicios de Hoy

A comienzos de los años noventa, el imaginario occidental asociaba aún a China con el hermetismo y las fotografías de miles de trabajadores acudiendo a factorías obsoletas montados en su bici. Veinte años después, y tras una industrialización hiperacelerada, la segunda economía del planeta parece estar pasando definitivamente del acero a la tecnología.

Es igual que cuando la Europa que luchaba en los salones diplomáticos y en los campos de batalla por las cuencas carboníferas como fuente de riqueza dio paso a un bloque basado en servicios, el gigante asiático parece haber cambiado ya irreversiblemente sus principales motores económicos.

China, que apagó su última locomotora de vapor hace menos de diez años, se postula ahora como candidato para ocupar el puesto número uno mundial entre las economías basadas en la tecnología. El pasado año, como recuerda Bloomberg, la fabricación de componentes electrónicos pasó a ser la principal fuente de ingresos para las compañías chinas, superando por primera vez al sector del acero con unos asombrosos 870,000 millones de euros.

Empresas como Lenovo, primer productor global de ordenadores personales, o Huawei, segunda del sector de las fabricantes de productos de telecomunicaciones, se han convertido así en gigantes industriales por derecho propio.

El patrón de China parece reflejar fielmente lo ocurrido con Japón renacido tras la segunda guerra mundial, o más recientemente con el auge de Corea del Sur (materializado en la pujanza del grupo Samsung), y anticipa un nuevo salto: el de los servicios.

China Mobile puede presumir de sus 781 millones de suscriptores, mientras que se calcula que en su salida a bolsa, el mercado valorará a Alibaba en el rango de los 136,000 a 245,000 millones de dólares (98,000 a 177,000 millones de euros).

El éxito de Alibaba y de otras empresas similares no se basa sin embargo tanto en su adaptación al mercado local o en la diversificación en múltiples negocios en internet -el más conocido de los cuales es una plataforma de comercio electrónico B2B-, sino en el surgimiento de una clase media cuya base es cada vez más ancha.

Tras conseguir alimentar y realojar en millones de nuevos pisos a una nueva sociedad urbana, y tras forrar el país con grandes infraestructuras de transporte y comunicaciones, China tiene ahora un objetivo más importante incluso que ser la ‘fábrica’ de occidente: satisfacer las crecientes y cada vez más refinadas necesidades de 618 millones de usuarios de internet.

Para el año 2020, los gastos de China en las investigaciones y pruebas científicas ocuparán más del 2.5% del PIB, dato muy superior al 1.33% de 2005, y la tasa de contribución de los avances científico-técnicos habrá superado el 60%.

LAS CLAVES

1. China y la tecnología
Veinte años después, y tras una industrialización hiperacelerada, la segunda economía del planeta parece estar pasando definitivamente del acero a la tecnología.

2. Cambios

El gigante asiático parece haber cambiado ya irreversiblemente sus principales motores económicos.

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