BUENOS AIRES, AP. Si llegan a ganar popularidad las nuevas tendencias en las redes sociales de internet para amantes de la gastronomía, los restaurantes más populares dejarán de ser restaurantes.
Están surgiendo muchas aplicaciones para teléfonos móviles y sitios de internet en que el chef, en vez de cocinar en un establecimiento, lo hace en casas privadas. Cookapp es el más reciente ejemplo lanzado en Estados Unidos, vinculando a comensales aventurosos con chefs independientes o incluso con cocineros aficionados que estén dispuestos a cocinar en sus hogares o en otros lugares.
Al igual que sus pares EatWith y Feastly, Cookapp está inspirada en la llamada “economía de compartir”, una tendencia en que negocios y clientes cada vez más se comunican directamente por internet sin necesidad de intermediarios, causándole problemas a las industrias establecidas y ocasionando dudas para reguladores municipales y recaudadores de impuestos.
La tendencia se ha visto en otras áreas: Uber y Lyft conectan a conductores de vehículos con personas que necesitan transporte, VRBO yd Airbnb conectan a gente necesitada de alojamiento con personas que desean ofrecer sus viviendas en alquiler.
Cookapp, que recientemente trasladó su sede de Buenos Aires a la ciudad de Nueva York, hace el papel de casamentero, organizando cenas privadas para personas que no se conocen. Los chefs publicitan dónde y en qué fechan van a cocinar tal plato; los comensales se registran en la cena deseada, pagan de adelantado vía la aplicación, y simplemente se aparecen en el lugar y disfrutan de la comida.
Para los chefs, es una oportunidad para experimentar sin los inconvenientes de administrar un restaurante. Para los comensales, bien podría ser la máxima aventura culinaria. Tomas Bermúdez fue el creador de Cookapp. Se le ocurrió la idea cuando vivía en Rio de Janeiro, y le costaba conocer gente.
Junto con su hermana creó la idea de Cookapp, armó un website y comenzó a invitar a cocineros de Argentina. “Dijimos, `¿Qué les parece si invitamos gente a su casa cuando quieras?’ Y les encantó”, dijo Bermúdez. “Lo probamos en Buenos Aires, y se nos ocurrió, vamos a Nueva York, y si funciona en Nueva York, funciona en todo el mundo”.
Ya desde un tiempo cocineros aficionados han invitado a cenas abiertas, con la esperanza de que sus invitados compartirán su pasión por la gastronomía y ayudarán a pagar los gastos. Algunos incluso han creado restaurantes virtuales, comparables a los establecimientos ilegales que funcionaban durante la era de la prohibición sobre el alcohol en Estados Unidos.
En Argentina, estos “restaurantes a puertas cerradas” proliferaron después de la crisis económica del 2002, y los comensales pagaban sólo en efectivo, sin publicidad formal ni supervisión alguna.