Tejiendo “sueños de colores” para sobrevivir

Tejiendo “sueños de colores” para sobrevivir

San José de Ocoa.  Un “baño de pueblo”, de vez en cuando, nos acerca a la realidad que nos rodea y a la que muchas veces somos indiferentes, quizás por ignorancia.

Es solo una recomendación, luego de visitar por cuestiones de trabajo, el Hogar de Ancianos San Antonio de Padua, de la parte céntrica de la provincia  San José  de Ocoa.

Allí, en un lugar agradable manejado por religiosas limitadas en presupuesto para un mejor y digno trabajo social, conocí a  María Ernestina Casado Pujols, de 64 años y me llamó la atención entre tantos envejecientes, pues tiene tantos  bríos que el posible que muchos jóvenes de hoy día no la superen.

Su historia no es triste, aunque sí lamentable, ya que lleva en cama más de 30 años, imposibilitada de caminar producto de un accidente.

Ahora, con los años a cuestas, tiene como residencia el referido hogar donde trata de vivir con atenciones limitadas que ella misma trata de paliar produciendo diferentes artículos  y manualidades tejidas con hilos lana para su venta y tratar luego de suplir sus necesidades básicas.

Gorros para el frío, zapaticos y gorros de bebés, paños, manteles y otras manualidades son parte de la oferta  de María Ernestina, para todos aquellos interesados de estos productos  que quieran valorar el talento multicolor de dos manos que no parecen envejecer.

Actualmente, ella recibe una pensión de 300 pesos del Ministerio de Salud Pública, y tiene  varios meses de atraso, por lo que apela a sensibilidad de las personas que puedan colaborar con ella, ya sea comprando sus manualidades o donándole un abanico, pañales desechables de adultos,  sábanas o hilos de lana y materiales para ampliar su oferta de negocio artesanal.

Se pueden comunicar con ella visitando el mismo Hogar de Ancianos San Antonio de Padua o llamándola al celular 809 767-1831 o al asilo en el 809- 558-2235.

Y para aquellos que puedan contactarla, no dejen de preguntarle sobre su libro biográfico publicado  y sobre el próximo que piensa escribir tratando de vencer sus limitaciones de estudios básicos con la divulgación de sus experiencias a contar y que ella considera no pueden quedar presas en su cerebro.

Después de acercarme y conocer la historia de  María Ernestina Casado Pujols, sólo me cuesta resaltar como ni la vejez, ni la incapacidad motora de sus piernas la han hecho sentirse inútil y olvidada.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas