El turno de Eslovenia.-  Tal como señalábamos la semana pasada, la inestabilidad económica  europea sigue cosechando caídas y repentinos cambios de gobiernos.  Grecia, Rumanía, España, Italia, Portugal y Bulgaria han sido casos notorios. En Italia, por ejemplo,  hubo elecciones legislativas el pasado fin de semana, y el resultado ha sido un tranque, ya que  ningún partido logró mayoría en el Senado. Y ahora, además, de la pesadilla “Berlusconi”, quien tiene un pedazo de poder, se coló un humorista, Beppe Grillo, cuyo grupo “M5S”, se alzó con 109 diputados y 54 senadores, y todavía ayer rehuía  negociar un gobierno con las demás fuerzas  y frenar la incertidumbre.  Pero dejando Italia, esta semana cayó el  gobierno de Eslovenia, cuya cabeza visible era el primer ministro Janez Jansa.

Con un pasado de reinados y alianzas.-  La República de Eslovenia es un estado de Europa central que comparte frontera con Italia al oeste, con Austria al norte, con Hungría al oeste y al sureste con Croacia. Tiene 20,273 kilómetros cuadrados (menos de la mitad de RD). Su capital es Liubliana o Ljubljana.  Eslovenia formó parte del “Reino de Noricum” en la antigüedad, el cual mantenía buenas relaciones con los romanos.   Su historia es un tejido de alianzas, reinados y cambios de nombres. Así en tiempos modernos, y tras la caída de la monarquía Austro-húngara en 1918, los eslovenos se unieron al “Reino de los serbios y croatas”, llamado en 1929 “Reino de Yugoslavia”, y luego de la Segunda Guerra Mundial, formarían parte de la “República Federal Socialista de Yugoslavia”, nombre de triste recuerdo.

Un país joven sin niños.-  En 1991 estallaría la “Guerra de los diez días”, en la que Eslovenia enfrentaría  las fuerzas armadas federales yugoslavas y obtendría su independencia.  En la actualidad, Eslovenia es miembro de la Unión Europea desde  2004. Su población  se estimaba en 2012 en 2,050,189. El promedio de hijos por mujer es 1.26.  (Habría que juntar cuatro madres para reunir cinco niños).  Su población se reduce un 0.06% cada año. Sobre la caída del gobierno eslavo de Jansa, salpicado de corrupción, el Parlamento encargó a la política de centroizquierda Alenka Bratusek de formar gobierno.