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Un papa latinoamericano.-  La elección esta semana del primer papa latinoamericano  es ya,  sin duda alguna,  una de las grandes noticias del año.

El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, de 76 años, hijo de italianos y arzobispo de Buenos Aires, fue el seleccionado para ocupar el “trono de Pedro” tras la renuncia el 28 de febrero de Joseph Ratzinger, Benedicto XVI.

Presidentes, líderes religiosos, instituciones y el mundo católico, cuyos miembros se estiman en 1,200 millones,  dieron la bienvenida al nuevo pontífice quien adoptó el nombre de Francisco.

Pero el gozo y la sorpresa ha sido mayor en Latinoamérica en donde la Iglesia católica  tiene 501 millones de seguidores.  Los argentinos no salen del estupor, y dicen que no solo ya tienen  a “Messi sino también al papa”.

El Estado de la Ciudad del Vaticano.-  Reliquia de los  históricos “Estados Papales”, que  ocuparon el centro de Italia, y que en  1859, antes de la conquista del rey italiano Víctor Manuel II, sus territorios eran de 18,000 kilómetros cuadrados (cerca de la mitad de RD), Ciudad del Vaticano es en la actualidad el Estado más pequeño del mundo.

Tiene 44 hectáreas (0.439 kilómetros cuadrados) ni medio kilómetro, y una población de 600 habitantes. Consta de la plaza y la basílica de San Pedro, el palacio del Vaticano y anexos,  así como algunos edificios en Roma y Castelgandolfo. Tiene el diario I Osservatore Romano, una emisora, Radio vaticano y museos. Lo que es hoy el Estado de la Ciudad del  Vaticano  obtuvo su soberanía  en 1929 cuando Pio XI y Benito Mussolini firmaron los acuerdos de  “Letrán”.

Un rosario de problemas.-  La Ciudad del Vaticano alberga la Santa Sede, máxima institución de la Iglesia. A veces Ciudad del Vaticano y Santa Sede  se usan como equivalente, pero es bueno aclarar que el primero se refiere a la ciudad y su territorio y el segundo a la institución que dirige la Iglesia. 

Entendidos en derecho internacional señalan que aunque Ciudad del Vaticano es soberano, no reúne las condiciones de una comunidad política, convirtiéndose en un Estado atípico. Por cierto, y parodiando a Rubén Darío como en “Los motivos del lobo”, al “hermano Francisco” le espera un largo rosario de los problemas que dejó Benedicto XVI.

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