Telescopio

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De Bin Laden a Posada Carriles.- Un verdadero racimo de interrogantes rodea la supuesta muerte del líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, en mano de un comando estadounidense en Pakistán. Muchos se preguntan cómo fue ubicado, si iba armado  -en las “vaqueradas”  está el “cliche” de no dispararle a un desarmado-.

También qué se hizo con el cadáver. Y  crecen las dudas y presiones para que se muestren   fotos o videos del asalto y el cuerpo. Los informes del rompecabezas quizás lleguen a cuentagotas. Y quizás muchos sólo conozcan el rostro del saudita al  ligarlo al humo y el horror de las Torres Gemelas de 2001, pero Bin Laden es una “postalita” vieja vinculada a otros ataques y bandos. Basta recordar que formó parte de los “muyahadines”  entrenados por la CIA a inicio de los 80 para enfrentar los rusos en Afganistán, a los que el entonces presidente estadounidense Ronald Reagan llamó “verdaderos luchadores por la libertad”, título que hoy grandes sectores en EEUU se lo darían con orgullo a Posada Carriles, el anticastrista que trabajó para tumbar un avión en el que murieron 73 personas en 1973. Pero Posada, un “pelagato”, diría Hipólito, frente a los  verdaderos “Señores de las guerras y el terror”,  trabaja para el “bando bueno”.

Con las bases llenas.-  El que en verdad sacó la pelota del play fue el presidente de EEUU, Barack Obama, con la caída del saudita. Con este trofeo, Obama apaga un poco al movimiento conservador “Tea Party” de acusarlo de flojo. También opaca, por ahora, las quejas sobre el desempleo en EEUU. Refuerza su reelección en la presidencia y manda al carajo los afanes del multimillonario Donald Trump de sembrar dudas sobre su lugar de nacimiento. Obama es el gran beneficiado de esta muerte, y el miércoles, sólo tres días después de anunciar la caída de Bin Laden, su popularidad aumentó 11 puntos. De un 46% el presidente subió a 57%, según una encuesta publicada por el periódico The New York Times y la cadena CBS. Un palo.

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