Los pecados de Baltasar Garzón.-  El famoso juez español Baltasar Garzón –catapultado por su arrojo y valentía al detener en Londres al ex dictador de Chile, Augusto Pinochet, en octubre de 1998- fue suspendido ayer de la Audiencia Nacional de España (Trbunal Supremo) por insistir en investigar las desapariciones de personas en la dictadura de Francisco Franco.  Garzón, que ha mostrado su deseo de investigar al ex secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger por  sus nexos con dictaduras latinoamericanas en los años ‘70, ha tratado de intervenir en abusos cometidos en sitios lejanos como Ruanda y el Tibet. También llevó a los tribunales a ex funcionarios argentinos. Criticó la guerra en Irak y la cárcel de Guantánamo y hasta ordenó el arresto de Osama bin Laden. En España, en 2001, inició una investigación de las cuentas en el extranjero del BBVA, por supuestos delitos de lavado  de activos. Muchos países desearían tener un juez de esa talla.

Más de 100,00 desaparecidos.-    En septiembre de 2008, Garzón inició un levantamiento de datos e informaciones con el fin de hacer un censo de los fusilados, desaparecidos y enterrados en fosas comunes durante la Guerra Civil y los primeros años de Franco. Se estima  en  114,000 el número de   desaparecidos durante la dictadura franquista (1939-1975). En octubre de 2008 instruyó la apertura de 19 fosas comunes en diferentes lugares de España, entre ellas   la que se supone contiene los restos del poeta Federico García Lorca. Grupos y personalidades ultraconservadoras se oponen a que se indague la era de Franco, y se afianzan en  que dos años después de la muerte del dictador español, en 1977, se aprobó en el Parlamento una amnistía con lo que se daba fin a  todas aquellas atrocidades. Una especie de borrón y cuenta nueva. Estos sectores ultraconservadores han acusado a Garzón de prevaricación. Si es hallado culpable podría ser el fin de su carrera, y la jurisdicción universal –que el magistrado defiende tenazmente- perdería a un gran defensor.