Telescopio

Telescopio

Putin y Ucrania.- El presidente de Rusia, Vladimir Putin, es un ajedrecista que se toma su tiempo. Desde el inicio de las protestas contra el entonces presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, en la Plaza de la Independencia o Euromadán en Kiev a finales de noviembre, el mandatario ruso da pasos lentos, frío, lo que, a veces, hasta desespera a Europa y al mismo EEUU. Sobre Yanukovich, Putin hizo lo posible por salvarlo del fuego: le facilitó gas, préstamos, pero nada. Fue destituido por el Parlamento luego de un centenar de muertes, miles de arrestos y una Kiev en llamas, con manifestantes pro-europeos y soldados peleando cuerpo a cuerpo.

La anexión de Crimea.- Hecho añicos el gobierno de Yanukovich, el hombre del Kremlin se concentró en Crimea. En esta península de 27 mil kilómetros cuadrados, tierra de descanso de los zares y cedida a Ucrania en los tiempos soviéticos de Jrushchov en 1954, Rusia tiene su flota naval del mar Negro. La suerte de Crimea se decidió en un referéndum el 16 de marzo en el que el 96% de los votantes favoreció la integración de la península a Rusia, el acuerdo se firmó dos días después, y hoy día Crimea es parte de la Federación de Rusia. Tras esta jugada han llovidos las sanciones de Washington y Europa contra Putin y sus allegados al poder.

Este Ucrania huele a Kremlin.- En Ucrania los vientos prorrusos no amainan y otras dos regiones se han rebelados contra Kiev: Donestsk y Lugansk. Ambas ciudades del este ucraniano, donde vive una gran población rusa, han proclamado su independencia tras celebrar un referéndum el domingo pasado. Las provincias reformaron sus gobiernos, preparan nueva Constitución y están minadas de milicianos armados que chocan con el ejército ucraniano. Donestsk y Lugansk se enfocan hacia Moscú, la zona huele a Kremlin. Ante el panorama el canciller ruso Serguei Lavrov alertó de una posible guerra civil en Ucrania que prepara elecciones para el próximo fin de semana. Y mientras los rayos y las centellas de EEUU y Europa caen sobre Rusia, Putin juega al tiempo y sopesa que torre o alfil mover, lo que acrecienta la inútil ira -hasta ahora- de Washington y aliados europeos.

 

Publicaciones Relacionadas