Pese al dilema que envuelve a los venezolanos de enfrentar al presidente Nicolás Maduro en las elecciones de mayo, o las muertes y destrucción que dejan los bombardeos sirios en un enclave rebelde, en donde padres corren con cadáveres de niños ensangrentados en sus brazos, la noticia de la semana es el anuncio de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunirá en mayo con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un. La buena nueva la dio desde los jardines de la Casa Blanca en Washington el asesor de seguridad de Corea del Sur, Chung-Eui yong, tras reunirse con el mandatario estadounidense y comunicarle lo tratado con Norcorea. El plato fuerte de Trump y Kim sería el tema nuclear.
Un poco de historia.- Para entender un poco la crisis es bueno señalar que la República Democrática Popular de Corea, “Norcorea”, es fruto, al igual que Corea del Sur, del rompimiento que hicieron soviéticos y estadounidenses de la península coreana luego de la Segunda Guerra Mundial. Norcorea, socialista, tiene 120,000 kilómetros cuadrados y 25 millones de habitantes. Es una de las naciones más militarizada del mundo y sus Fuerzas Armadas la forman más de un millón de hombres. En tanto, Corea del Sur, que es capitalista, tiene 98,480 kilómetros cuadrados y 51 millones de habitantes. Es una potencia comercial. Sus Fuerzas Armadas la integran unos 700 mil hombres, más 30 mil soldados de EU en la frontera. Las Coreas son dos hermanos siameses apuntándose. Y los norcoreanos temen que EU y el Sur desaten una guerra en la península.
Como si fueran juguetes.- El anuncio de Trump llega tras los contactos de Kim con una delegación surcoreana. En la cita se pactó una reunión entre el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in y Kim para el mes de abril. De darse, sería el tercer intento por entablar conversaciones entre la dos Coreas. Sobre el encuentro Trump-Kim, que será noticias por un buen tiempo, y que de producirse sería la primera reunión de un presidente de EEUU con un líder norcoreano, se harán análisis y comentarios a granel, y se pondrá bajo tela de juicio si el mandatario de EU, con su carácter, baja la tensión a una región donde se habla de bombas nucleares como si fueran juguetes.