Telescopio

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Assange, acorralado.-  Julian Assange, el australiano que reveló atrocidades de las guerras  y secretos de varios países, sobre todo de EEUU, por su portal WikiLeaks, vuelve a los focos internacionales. Periodista, activista por la libertad de prensa, exhacker, ciberguerrero  -los medios no saben  que nomenclatura usar- Assange, acusado de agresión sexual y pedido en extradición por Suecia,  es hoy un “rehén” de los ingleses que lo tienen cercado desde hace dos meses en la embajada de Ecuador en Londres pese al asilo dado por el país sudamericano.

Otros casos.-  En este contexto, Assange entra a la lista de refugiados de larga estadías en embajadas como el opositor venezolano Carlos Ortega, el activista chino Chen Guangcheng o el presidente afgano Mohamed Najibulá. El presidente Manuel Noriega se refugió  en la nunciatura por dos semanas cuando EU invadió Panamá en 1989.  Derrocado en Honduras, Manuel Zelaya, pasó cuatro meses en la sede diplomática de Brasil en Tegucigalpa  en 2009. El general libanés Michel Aun se refugió en 1990 por seis meses en la representación de Francia en Beirut, y el exjefe de Estado de la extinta República Alemana (RDA), Erich Honecker, se “mudo” en 1991 por siete meses a la embajada de Chile en Moscú.   El expresidente argentino Héctor Cámpora duró 3 años recluido en la sede de México en Buenos Aires  en los años 70, y el líder del APRA, Víctor Raúl Haya de la Torre, permaneció cinco años en la embajada de Colombia en Lima, Perú, en los  años 50. El cardenal húngaro Jozesf Mindszenty vivió 15 años en la embajada EEUU en Budapest, tras la invasión soviética a Hungría en 1956.

EEUU lo quiere.-  En una futura lista de casos de refugiados en embajadas en RD,  se podría incluir, junto a los episodios de finales de los años 50, el refugio  de Imbert Barrera en la casa de un matrimonio italiano, y los casi dos meses que pasó  Balaguer en la Nunciatura en 1962. Y volviendo a Assange, “preso por la Guardia de Mon”, diría papá, por los ingleses, que saben apresar hombres,  embajadas,  países y continentes enteros –no importan convenciones- sino los cañones, sabe que  EEUU quiere su cuello. Y no para condecorarlo.

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