Sin ningún ruido o asomo de escándalo, la embajadora de Estados Unidos en las Naciones Unidas (ONU), Nikki Haley, anunció que en enero próximo dejará el cargo. Haley, de 46 años, y descendiente de inmigrantes de la India, se destacó, antes de ser la voz del presidente Donald Trump en el Consejo de Seguridad, como gobernadora de Carolina del Sur, en donde enfrentó dos tiroteos, uno en una iglesia y otro en una escuela, y también un huracán. En la ONU, Haley asumió en enero de 2017 y se caracterizó por su defensa de aliados como Israel, y recios discursos contra “miembros del eje del mal” como Irán, Siria, Venezuela y Corea del Norte, (por cierto, este último luce un poco tibio). Pero la caída de Haley es una cuenta más en el rosario de renuncias o despidos del gabinete de Trump.
Otras bajas.- En días pasados el periódico The New York Times hizo un recuento de las dimisiones o despidos de Trump. Citó que una baja sensible ocurrió semanas después de Trump asumir y fue la renuncia del consejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn, el 17 de febrero de 2017. Ya el 30 de enero de ese año había sido despedida la fiscal general Sally Yates. Luego Trump despidió en mayo de 2017 a James Comey del FBI. En junio presentó su dimisión Mike Dubke de la dirección de Comunicaciones de la Casa Blanca, al igual que Sean Spicer, secretario de Prensa.
Sorpresa.- Otras renuncias fueron las de Reince Priebus, jefe de Gabinete; Michael Short, en Prensa; Anthony Scaramucci, de Comunicaciones; y la salida del consejero Steve Bannon en agosto de 2017. También se puede citar el caso del secretario de Salud Tom Price y de la asesora Omarosa Manigault. Luego siguieron el segundo del FBI, Andrew McCabe; el secretario de Estado adjunto Tom Shannon; Hope Hicks, directora de Comunicación de la Casa Blanca; Rex Tillerson, secretario de Estado. Más recientemente renunciaron el asesor económico Gary Cohn, y David Shulkin, como secretario de Veteranos. Sobre la partida de Haley se especula que la exgobernadora busca salirse de la sombra de Trump para luego aspirar a la presidencia. Plan que ella negó. Pero la verdad es que su retiro silencioso y sin escándalo –hasta ahora- ha sorprendido.