Ya muchos desearan que esa fuera la salida que tomara el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Enredado de pie a cabeza en una larga crisis política-social, presionado por sus vecinos, Estados Unidos, la Unión Europea, que han dado su apoyo al vocero de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, mientras el pupilo de Chávez no sabe que ficha jugar en Miraflores. Pero no, la dimisión ha llegado de más lejos y es el octogenario (tiene 82 años de edad) presidente de Argelia, Abdelaziz Bouteflika, quien, tras arrastrar por años los daños de un derrame cerebral de 2013, soportar fieras protestas, y hasta convertirse en un fantasma, ha soltado las riendas del poder. Tenía 20 años en el gobierno tras varias reelecciones continuas.
Argelia.- La República Argelina Democrática y Popular está al norte de África. Y junto con Mauritania, Marruecos, Libia y Túnez, forma el llamado Magreb o poniente africano. Tiene una extensión de 2,381,740 kilómetros cuadrados (RD cabe unas 48 veces en Argelia), y su población es de 42 millones de habitantes. Tras el fraccionamiento de Sudán en julio de 2011, se estima que Argelia es el país más extenso de África. Su capital es Argel. Historiadores y arqueólogos estiman que la Argelia de hoy fue habitada por bereberes hace 10,000 años. En el siglo III ante de Cristo la ocuparon los romanos. Luego vendrían los Omeyas musulmanes, y mucho más tarde los franceses, quienes pisarían Argelia por 132 años, pues no sería sino hasta 1962 cuando el país logra su independencia.
Un club de dinosaurios.- Junto con Laurent Desirét Kabila, de la República Democrática del Congo; Mobutu Sese Seko, de Zaire; Hosni Mubarak, de Egipto, y Moamar Gadafi, de Libia; Bouteflika podría formar parte de un “club de dinosaurios africanos”, que dejaron sentir su “puño de hierro y sangre” en una África saqueada y empobrecida.