En diciembre de 2018, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio por derrotado al grupo extremista Estado Islámico en Siria y anunció el retiro de las tropas estadounidenses de la zona. Lo que ha sido “una misión cumplida” para EEUU o dejar unas “guerras estúpidas”, como dijo Trump, ha caído como “maná del cielo” para el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, quien desde que los últimos 50 soldados de EEUU sacaron sus botas del área, se ha dispuesto a borrar a bombazos limpios un pueblo diseminado entre la frontera turca y varios países. Hoy, las imágenes de las agencias son columnas de humo, fuego, artillerías pesadas y padres corriendo con hijos en los brazos, entre ruinas, heridos y cadáveres. ¿Y quiénes son estas gentes?
Los kurdos, un pueblo sin Estado.- Se calcula en 30 millones los kurdos diseminados por Armenia, Turquía, Siria, Irak e Irán. Se cree que descienden de los medos y en la actualidad se les tiene como la principal minoría étnica sin Estado de Medio Oriente. Practican el Islam. Por un tiempo dependieron del Imperio Otomano y el Persa, pero desde la Primera Guerra Mundial, los kurdos acarician la idea de crear un “Kurdistán independiente”. En 1920, en el Tratado de Sèvres (sobre la rendición del Impero otomano) se pidió la creación del Kurdistán. Pero luego las potencias dibujaron las fronteras a sus antojos y los kurdos quedaron en el limbo. Y mal visto por Turquía.
EU desampara aliado.- Pese ser elogiados por EEUU por sus férreos combates contra el Estado Islámico, el mismo de las cabezas cortadas y que busca crear un califato en Irak y Siria, los kurdos, son visto por Turquía como terroristas. Y Erdogan ha jurado borrarlo del mapa. Al sacar sus tropas, Trump desampara un aliado clave en la lucha contra el Estado Islámico, y da poder a Turquía, país que debería jugar un mejor rol en Medio Oriente.