Trump y la muerte de Al Bagdadi. El pasado domingo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la muerte del jefe del grupo terrorista Estado Islámico, Daesh o ISIS, Abu Bakr al Bagdadi, a mano de un comando estadounidense. Según las versiones que recogen las agencias y las declaraciones de Trump, quien siguió paso a paso por una pantalla la operación militar, Al Bagdadi fue ubicado tras un largo trabajo de inteligencia en combinación con informes de los kurdosirios. Al momento de su muerte, el personaje se encontraba en un edificio en la localidad siria de Barisha, en la provincia de Idlib, a escasos kilómetros de Turquía. Al Bagdadi, según Trump, murió, junto a dos de sus hijos, al detonar una bomba que portada cuando era perseguido por los militares.
¿Quién era Al Bagdadi?.- Dada la violencia que ha rodeado este nombre no es fácil desenmascararlo. Era, al parecer, una mezcla de yihadista, mercenario y terrorista. Según datos dispersos, Al Bagdadi, cuyo nombre verdadero sería Ibrahim Awwad Alí al-Badri al-Samarrai nació en 1971 en Samarra, Irak. Un historiador lo vincula a la tribu coraichitas, cercana al profeta Mahoma. Cuando en junio de 2014, este personaje se declara califa y lanza su proclama para formar un califato desde la ciudad de Alepo en Siria hasta Diyala en Irak, cambia su nombre al de Al Bagdadi y se agrega el Abu Bakr, nombre del suegro del profeta Mahoma y primer califa.
Horrorizó al mundo.- Mucho antes de su proclama, su grupo Estado Islámico, Daesh o ISIS, ganó fama por sus combates contra el régimen sirio de Bashar al Assad junto con milicias como “El Ejército Sirio Libre” o “El Frente al-Nustra”, y la misma Al Qaeda. Luego vinieron los videos de los degüellos y decapitaciones, y el mundo se sacudió de aquel monstruo. El primer video mostró a un verdugo enmascarado cortándole la cabeza al periodista estadounidense James Foley en agosto de 2014. Siguieron las ejecuciones de Steven Sotloff, David Haines, Herve Gourdel, Alan Hennig, Peter Kassig, Sofiène Chourabi y Nadhir Katar. También a Yukawa y Kenji Goto. A todos ISIS les cortó la cabeza. Pero la gota que derramó la copa fue la quema vivo y enjaulado del piloto jordano Muath Al-Kaseabeh en enero de 2015.