No nos olvidemos de Ecuador.-  Esta semana continuaron los arrestos de civiles y policías ligados a la “revuelta” para unos, al “intento de golpe”, para otros contra el presidente de Ecuador, Rafael Correa, el pasado 30 de septiembre. Ese día un grupo de policías, que protestaban por la eliminación de incentivos, retuvieron casi todo un día en un hospital militar al presidente Correa. El mandatario fue liberado bajo fuego cruzado en la noche por fuerzas especiales del ejército. Las incógnitas aún rodean Ecuador. ¿Era necesario secuestrar un Presidente por disputas salariales?   El miércoles,  Correa dijo que aún hay planes para “tumbarlo”. Y aunque no lo mencionó dijo que “potencias extranjeras” financiaron el golpe.  En Telesur, el mandatario dijo que algunos panfletos, que fueron distribuidos el día de la sublevación, estaban firmados por el Grupo Armado Policial (GAP), una banda para-policial que Correa calificó de tendencia fascista ligada a asesinatos y desapariciones. Y aunque el director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) para Ecuador, Adrián Bonilla, alejó cualquier asomo de golpe, señalando que faltaban muchos elementos, los hechos recientes de  Ecuador no se pueden perder de vista. Hay que impedir a todo costa otro “Zelaya”. Por tal razón fue oportuno el llamado de Unasur y la OEA. Y es que algunos líderes latinoamericanos, léase  Evo,  Chávez y el mismo Correa, tienen su precio en EEUU, que no perderá cualquier pretexto sino para “tumbarlo”, ayudar a que su cabeza ruede.