Telescopio: Amago de rebelión en Jordania

Telescopio: Amago de rebelión en Jordania

José Núñez

Jordania y su monarquía hachemita vuelven a ser noticia internacional y no es por petróleo ni por su rol en los conflictos de Medio Oriente, sobre todo en la crisis Israel-Palestina. En la ocasión el asunto es interno.

Las agencias internacionales informan que el rey Abdalá II bin al Husein–hijo del destacado y ya fallecido rey Husein I- aplastó un “conato de sedición” liderado por su hermanastro y príncipe Hamzah bin Husein, quien envió videos a medios para denunciar “nepotismo y corrupción” en la casa real jordana.

Estados Unidos, la Unión Europea y grandes líderes expresaron su apoyo al rey y saludaron que aplastara al joven que pretendió desatar un levantamiento. ¿Qué habrá pasado en verdad? Cuando se habla de tronos es difícil separar realidad y ficción.

Le serrucharon el palo.- El Reino Hachemita de Jordania es fruto de la división que hicieron Francia y el Reino Unido de Oriente Próximo tras la Primera Guerra Mundial.

Es una monarquía constitucional que da grandes poderes al rey. Se ubica en Asia, con una extensión de 39,342 kilómetros cuadrados y 11 millones de habitantes. Lo de “hachemita” proviene de Háshim, uno de los clanes más importantes de la antigua tribu Quraish ubicada en La Meca y a la que pertenecía el profeta Mahoma.

Los analistas coinciden que el enojo del príncipe Hamzah surgió 2004 cuando Abdalá II, quien asumió en 1999, lo borró de la línea de herencia para colocar a su hijo.

Hay que señalar que Hamzah es hermano de padre de Abdalá II. Al hombre le serrucharon el palo, diría un dominicano.
¡Y aún está vivo!.-

Por ahora solo podemos imaginarnos las vicisitudes de Hamzah tras los muros. Pero si se hace un paralelismo –perdonando los distintos casos- con el corre-corrre del rey emérito Juan Carlos I de España quien huyó a otro país enredado en escándalos, o el caso del príncipe Enrique y su esposa Meghan Markle, quienes dejaron el palacio de Buckingham en medio de sombras y rumores, ya en esta época –con redes activas 24 horas- es difícil ocultar por completo los disgustos y enojos reales.

Hamzah, de quien alguien me dijo que si hubiese complotado en Venezuela o Cuba fuera un héroe, debe de estar tranquilo, pues pese a su arresto domiciliario, aún tiene su cabeza sobre sus hombros. Y debe agradecerlo a la vigilancia que grupos de derechos humanos mantienen sobre estos países cerrados.