La derrota demócrata en EU.- Sin duda alguna, el tema de la semana es la derrota del Partido Demócrata y el presidente Barack Obama en las elecciones legislativas del martes. En el último balance de los comicios, los republicanos tenían 52 de las 100 curules del Senado y los demócratas, que lo controlaban desde 2006, sólo 45. Todavía el jueves los estados de Alaska y Virginia seguían sin definición, y en Luisiana habrá segunda vuelta para el 6 de diciembre, ya que ninguno de los candidatos logró el 50% más un voto. En la Cámara de Representantes, los republicanos rompieron su propio récord fijado en 1946, y se alzaron con 250 escaños, los demócratas 185. En resumen, un Congreso republicano y una pela para Obama.
El rol del Congreso.- Desde 1860 la política electoral de EEUU ha estado dominada por republicanos y demócratas. Bipartidismo que deja poco espacio a líderes independientes. (De reciente recuerdo son los afanes del empresario Ross Perot, fundador del Partido de la Reforma, y quien en los años noventa logró sacar el 19% de los votos en los comicios presidenciales). Los republicanos dominan la Cámara de Representantes desde 1994. También controlaron el Senado de 1994 al 2000, los seis últimos años que duró la administración de Bill Clinton. No son pocos los expertos que estiman que las elecciones legislativas son vitales por el papel que el Congreso desempeña en la elaboración de políticas: por este pasan todas las leyes.
Adiós, reforma migratoria.- En las elecciones también se escogieron 36 de los 50 gobernadores, miles de puestos públicos y 147 medidas estatales, entre ellas el matrimonio homosexual y el uso de la marihuana. Oregon, por ejemplo, se convirtió en el tercer estado en legalizar, regular la producción, distribución y venta de marihuana. A Obama, con una agenda caliente con la crisis Rusia-Ucrania, el avance del Estado Islámico en Irak y Siria, su distanciamiento de Latinoamérica, los disgustos de Israel, ahora se le suma un Congreso hostil. Y sus promesas de más seguridad, de cerrar el campo de prisioneros de Guantánamo y la reforma migratoria lucen distantes, a años luz diría el cosmólogo británico Stephen Hawking.