– Días pasados “Telescopio” abordó el avance por Irak y Siria de un grupo islamista suní llamado al principio “Estado Islámico en Irak y Levante” y luego abreviado a “Estado Islámico” (EI). Señalamos que, en apariencia, y según informes, el ejército de milicianos es dirigido por un tal Abu Bakr al Bagdadi, quien en junio pasado se autoproclamó califa y anunció la creación de un califato con un pedazo de Irak y Siria. En esa columna hablamos qué es un califato, pero no detallamos qué es el Estado Islámico cuyas acciones han calado a primer lugar en la opinión pública internacional, cambiando hasta la agenda del presidente estadounidense Obama, quien ha iniciado bombardeos contra sus posiciones en territorio iraquí.
Muerte y destrucción.- Expertos de BBC Mundo y analistas de la talla de Nagham Salman y Thierry Meyssan, curtidos en los vaivenes de Medio Oriente, coinciden que el Estado Islámico no es un grupo nuevo. Es un viejo zorro que tiene años combatiendo al régimen de Bashar al Assad en Siria mezclado con grupos como “El Ejército Sirio Libre” o “El Frente al-Nustra”. (Por cierto, este último acusado por EEUU del secuestro el pasado jueves de 43 cascos azules en el Golán). En Irak y Siria, el Estado Islámico, cuyo fin dizque es imponer un Islam suní radical y frenar el chiísmo, ha dejado una estela de muerte, destrucción, quema de pozos petrolero y miles de familias huyendo.
Doble moral.- Una comisión de la ONU señaló esta semana que el grupo ejecuta civiles. Un caso conmovedor fue la decapitación del periodista estadounidense James Foley. Meyssan compara el Estado Islámico con los ejércitos mercenarios europeos del siglo XVI, que peleaban por la mejor paga en cualquier guerra. Así era fácil verlo cambiar de bandos. Pero a diferencia de los yihadistas que pelean en Afganistán, Bosnia-Herzegovina y Chechenia, el Estado Islámico no constituye una fuerza de apoyo sino un ejército completo. Se cree que Qatar y Arabia Saudita lo financian. Pero lo sorprendente es la doble moral de Occidente frente a estos grupos: son héroes cuando combaten mi enemigo, por ejemplo, al gobierno sirio, pero son terroristas cuando amenazan mis intereses.