Los tanques y las botas han aplastado los intentos de democracia en Myanmar, antigua Birmania. La cabeza visible del golpe de Estado parece ser el jefe de las Fuerzas Armadas, Min Aung Hlaing, quien apresó al presidente Win Myint y a la líder y premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi.
Esta dama, Suu Kyi, de 75 años, símbolo de la lucha por la libertad, ha pasado parte de su vida tras las rejas. En medio de la represión, el Consejo de Seguridad de la ONU, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y líderes europeos abogaron por el pronto regreso de la democracia y la liberación de los detenidos. Temen que los gorilas, perdón, los militares, ahoguen en sangre la nación asiática.
La República de la Unión de Myanmar.- Ubicado en el sudeste de Asia, entre China, India, Tailandia y Bangladés, este Estado soberano fue llamado Birmania hasta 1989. Tiene 676,578 kilómetros cuadrados, su población se estima en 58 millones y su capital Naipyidó, aunque su ciudad más poblada es Rangún, su antigua capital. Myanmar no ha tenido respiro: logró su independencia del Reino Unido en 1948, luego, en 1962 cayó en mano de una terrible dictadura que lo mantuvo sin libertad hasta 2011.
Dictadura que fue sacudida en 2007 por las fuertes protestas que encabezaron monjes budistas. Las movilizaciones llamaron la atención del mundo. Y desde entonces se han dado pasos hacia la democracia.
Perro huevero….. Bajo protestas y presión de los organismos internacionales, los militares birmanos iniciaron desde mediados de 2008 el proceso de ceder el poder a los civiles. En el país se han realizado varias elecciones que han sido ganadas por la Liga Nacional por la Democracia, partido de Suu Kyi.
Los últimos comicios fueron en noviembre pasado, y desde entonces la cúpula militar denunció haber sido víctima de un fraude y han vuelto a los tanques y el terror. Para apresar al presidente Win Myint, la junta militar lo acusó de violar la ley de “gestión de desastres naturales” al movilizar decenas de vehículos en un acto electoral y no tomar medidas por el covid-19.
Mientras que a Suu Kyi la acusan de guardar ilegalmente en su casa dispositivos de comunicación. Acusaciones tontas e inventadas. La verdad es como dice el refrán que “perro huevero aunque le quemen el hocico vuelve a comer huevos”. Y los militares de Myanmar quieren de nuevo todas las mieles del poder.