Siria, desangrada por una guerra de más de siete años, ha vuelto a los grandes titulares luego que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenara lanzar un ataque de misiles. La excusa de la acción es la sospecha de que fuerzas del presidente sirio Bashar al Assad usaron gas tóxico en la región de Duma y mataron 40 personas. La decisión de Trump trae a la memoria las arengas de Bush padre e hijo contra el Irak de Sadam. Este bombardeo es el segundo ataque de Trump contra Siria, pues en abril de 2017 misiles Tomahawk cayeron sobre blancos sirios, luego de Assad ser acusado de usar gas venenoso. La historia se repite.
Un país petrolero- Siria es un país rico en petróleo del Oriente Medio. Tiene 185,180 kilómetros cuadrados, y 20 millones de habitantes. Su población es mayormente musulmana, siendo los suníes mayoría. También hay drusos, alawitas, chiitas y cristianos. Alberga minorías étnicas como los asirios, armenios, turcos y kurdos, junto a miles de refugiados palestinos. Desde 1963, Siria es gobernada por el Partido Baaz.
¿Y la exconejita?.- “Salvar vidas”, ha sido excusa clave para ataques u ocupaciones. Vietnamistas e iraquíes fueron “los salvados” en otros momentos, y sin embargo hoy día palestinos, yemeníes, saudíes, libios, somalíes… mueren “por paquetes” y ni las Naciones Unidas ni potencias algunas se preocupa. Sobre Siria, si Assad usó químicos prohibidos debe ser investigado por la ONU. (Muchos recuerdan que en 2009 en la operación “Plomo Fundido” Israel usó el polémico fósforo blanco en Gaza y voló centros de la ONU con personal dentro y nada pasó) Y así no puede ser. En torno a Trump, hay quienes creen que con Siria el presidente busca un respiro del tema de Rusia y las elecciones, del cerco del fiscal Robert Mueller, y de una exconejita Playboy que no deja de hablar del mandatario.