El pasado día 7 los brasileños fueron a las urnas para elegir un nuevo presidente. De la larga lista de candidatos el líder del Partido Social Liberal, el excapitán del ejército Jair Bolsonaro, ganó la primera vuelta al obtener el 46% de los votos. Pero al no lograr el “50 más un voto”, como exigen las leyes electorales en Brasil, Bolsonaro se enfrentará mañana al diputado y candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Fernando Haddad, quien en esa misma contienda quedó en segundo lugar con un 29%. Ambos líderes usaron esta semana su artillería pesada tras el voto y sumaron alianzas. Por ejemplo, Haddad logró el apoyo de la líder evangélica Marina Silva, de Alberto Goldman y Jarbas Vasconcelos, estos últimos contrarios al PT, pero que buscan frenar a Bolsonaro.
Creció pese a criticas.- A Jair Bolsonaro, a quien seguidores de Haddad lo comparan con Hitler, lo acusan de hacer comentarios despectivos contra negros, indios y homosexuales. Dicen que ha elogiado la dictadura del 1964 a 1985. Y dizque que planea revertir “logros y políticas” de los expresidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff. En política exterior se teme que retire por completo (ya Temer dio los primeros pasos) a Brasil de la Unión de Naciones del Sur (Unasur), y se aleje más de los llamados “BRICS”, que enlaza las economías emergentes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Y en medio de las acusaciones, Bolsonaro aumentó sus puntos, según las encuestas.
Bolsonaro tiene la de ganar. Es frecuente que en elecciones de dos vueltas el candidato que llega en segundo lugar se fortalezca y crezca con las alianzas, y si no gana, hace un buen rol en la segunda vuelta. Pero Haddad se ha quedado con la mecha corta, y la última encuesta le daba un 43%, y a Bolsonaro un 57. El ultra, como califican al capitán retirado, tiene la de ganar para bien o mal de Brasil.