Aunque el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en los últimos días ha bajado el tono de sus discursos, el pulso que sostiene con los sectores que buscan sacarlo del palacio de Miraflores, sigue tenso, y de vez en cuando, Estados Unidos impone más sanciones. Así desde finales de enero cuando el vocero de la Asamblea Nacional venezolana, Juan Guaidó, (a quien ya medio centenar de países -incluso República Dominicana- reconocen como presidente), se apoyara en unos artículos constitucionales para proclamarse presidente de Venezuela, las presiones y sanciones económicas y diplomáticas contra Maduro y su gente no cesan. A esto se suman los incidentes y protestas por la llegada de la ayuda internacional a una zona fronteriza, más la salida de Guaidó de Venezuela para aunar fuerzas contra el gobierno. Y frente este panorama, Maduro baja el tono y sopesa que ficha mover en un tablero político cada día más caliente.
EEUU atento.- Días pasados y al ser cuestionado sobre el tema venezolano, el presidente de EEUU, Donald Trump, dijo que “no descartaba ninguna opción contra el gobierno de Maduro”. Sobre este particular, esta semana, el exdiplomático y enviado especial estadounidense a Venezuela, Elliott Abrams (que por cierto, fue asesor adjunto de Seguridad Nacional en el gobierno de George W. Bush), aclaró que EEUU no planea invadir a Venezuela. Las palabras de Abrams llegan cuando ya páginas alternas de las redes sociales mostraban analistas -como en los tiempos de Sadam Hussein- describiendo con mapas y maquetas los posibles escenarios de un ataque o una invasión estadounidense a la tierra de Simón Bolívar. Se esperan que solo sean especulaciones, y que se deje a los venezolanos resolver sus problemas. Volver a la mesa del diálogo luce remoto, y mientras Gauidó suma apoyo, la pregunta obligada es: ¿Cuál será el próximo paso de Maduro?