Como si se tratara de un capítulo más de un larga película, el gobierno de Ecuador entregó esta semana al periodista e informático australiano Julian Assange –asilado desde junio de 2012 en la embajada ecuatoriana de Londres- a los ingleses dizque para ser juzgado por pequeñeces judiciales en Gran Bretaña, pero, se cree, que el verdadero destino de este señor podría ser Estados Unidos, que hace tiempo tramita su extradición. Con esta decisión, el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, quien al quitarle el asilo político y expulsarlo, acusó al australiano de violar acuerdos y protocolos internacionales, dijo que “se ha quitado una piedra en el zapato”.
Por revelar informaciones.- Assange es un personaje que cobró notoriedad internacional tras las publicaciones de datos confidenciales a través de su portal WikiLeaks a partir de 2007. Ese año mostró un video en donde un helicóptero Apache dispara contra una multitud de personas y mata 18 de ellas. En 2010 sacudió al mundo al publicar “Los papeles de Afganistán”: Más de 90 mil documentos que describían la muerte de cerca de 20 mil afganos por las tropas de la OTAN. Con “Diarios de Irak”, publicado en octubre de 2010, desnudó, en 400 mil folios, las matanzas de civiles en suelo iraquí. Luego Assange y WikiLeaks publicaron 250 mil datos sobre el Departamento de Estado de EU y su manejo diplomático.
Héroe o villano.- Por los datos revelados EEUU ha puesto precio a Assange. Y al quitarle la nacionalidad y el asilo, el presidente de Ecuador trata de marcar más distancia de su antecesor, el exmandatario Rafael Correa, quien dio cobijo al australiano. Muchos tienen la certeza de que si las informaciones de WikeLeaks solo describieran males de Cuba, Rusia o China, Assange hubiese desfilado por la Casa Blanca y el Congreso de EU con su cuello lleno de medallas y reconocimientos. Fuera otro Luis Posada Carriles. Y no un vulgar prisionero.