Telescopio. Cataluña y sus afanes independentistas

Cataluña, cuna del cantautor Joan Manuel Serrat, del escritor Terenci Moix, de los pintores Salvador Dalí y Joan Miró, y del arquitecto Antoni Gaudí, respira aires independentistas que han disgustado al gobierno central y la corona, y amenazan con alejarla del euro y la Unión Europea. Y es que Cataluña, con una historia de altas y bajas con Madrid, ha mantenido la llama de un nacionalismo que tomó fuerzas con la llegada de Artur Mas a la presidencia regional en 2010, se reforzó con el referendo independentista de 2014, y ahora ha sido Carles Puigdemont, su actual presidente, quien ha “removido las brasas” con otra consulta para romper con Madrid, aunque la presión amenaza con aplastarlo.
Un buen pedazo de España.- Cataluña, tierra del baile de la sardana y los famosos “castells”, (torres humanas) que tanto gustan a los turistas, es una región autónoma de 32 mil kilómetros cuadrados y 7.5 millones de habitantes, repartido en cuatro provincias: Barcelona, su capital, Gerona, Lérida y Tarragona. Se ubica al nordeste de la península ibérica. El territorio de Cataluña es tan grande como Bélgica y tiene un gran valor estratégico para España. Se habla el castellano y el catalán, y también un dialecto llamado aranés. En cifras, Cataluña tiene el 6.3 de la superficie de España, un 16% de su población y un 19% de su PIB.
La ira del poder.- Es bueno señalar que los anhelos de soberanía e independencia no son exclusivos de Cataluña y que en esa lista se podría citar a Escocia, Irlanda del Norte, el Tibet, Groenlandia, Hong Kong y el País Vasco. También el Kurdistán (que por cierto acaba de hacer un referendo), Quebec, Guam, Córcega, Islas Feroe y Chechenia. Además de Flandes, Galicia, la nación Mapuche, Macao, Somalilandia, Trentino, Cachemira y Baja California. Retomando a Cataluña hay que resaltar la efímera declaración de independencia que hizo esta semana Puigdemont en medio de grandes expectativas, y la advertencia del jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, quien lo emplazó a retractarse y amenazó con “desenfundar” el artículo 155 el cual le da pleno poderes a Madrid para tomar el control de cualquier región que se rebele. La crisis sigue.