La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de reconocer a Jerusalén como capital de Israel y mudar hacia dicha ciudad la embajada estadounidense ha caldeado a los países musulmanes. En el ámbito diplomático se destaca que el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, encabezó una cumbre árabe que mostró su apoyo a los palestinos y un total rechazo a la política de Washington; y en las Naciones Unidas, 128 países (República Dominicana se abstuvo) votaron una resolución en contra de EEUU, pese a que el gobierno de Trump amenazó a muchos jefes de gobierno. Y aunque las manifestaciones han sido tibias en los Territorios Palestinos se teme un estallido de una tercera Intifada.
Intifada.- Conocida como “Intefadah o Intifadah” han sido violentos levantamientos palestinos. La primera se inició en diciembre de 1987 en repudio de la ocupación israelí y las pésimas condiciones de vida en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este. Fuerzas israelíes reprimieron a los palestinos, y en seis años de choques murieron más de mil palestinos y cien militares de Israel. La segunda comenzó en septiembre del año 2000 luego que el entonces primer ministro de Israel, Ariel Sharon, (el hombre de Sabra y Chatila) recorrió la Explanada de la Mezquitas, lugar sagrado para musulmanes. Los ataques suicidas, misiles y bombardeos amainaron en 2008 y dejaron mil israelíes muertos y más de seis mil palestinos en el cementerio.
¿Y el proceso de paz?.- Frente al enojo por la decisión de EEUU, el líder del grupo palestino Hamas, Ismail Haniya, llamó a una tercera intifada. Varios palestinos han muertos, pero la ONU, la Unión Europea, el Vaticano y una gran cantidad de países insisten en mantener la calma en la región, y abogan por la fórmula de que Jerusalén –cuna de las tres grandes religiones monoteístas: el Judaísmo, el Cristianismo y el Islamismo- sea compartida por israelíes y palestinos. Y es lamentable que EEUU –que esta semana tenía previsto enviar al vicepresidente Mike Pence para dialogar con los palestinos- coloque más obstáculos en el camino al frágil y casi estéril proceso de paz que tanta sangre ha costado.