La Organización de Naciones Unidas (ONU) abrió el pasado martes su periodo de sesiones número 76 y se espera que esta semana comiencen a desfilar por su sede una gran cantidad de jefes de Estado y de gobierno de todos los rincones del mundo.
Hay que recordar que debido al auge de la pandemia del coronavirus la cita mundial del año pasado se realizó, en su mayor parte, de forma virtual. A esta Asamblea más de 100 líderes han confirmado su asistencia, y el mismo presidente dominicano Luis Abinader ha dicho presente.
Un pesado menú
El glamour y las alfombras de citas pasadas podrían sobrar en la presente Asamblea, pues el caldero mundial arde en conflictos y temas a tratar. Y es que la cita llega en medio de una gran hambruna que muerde sin piedad a África. En medio del cáncer en que se ha convertido el conflicto Israel-Palestina.
En el interminable flujo migratorio del sur al norte. También con las encendidas amenazas de las Coreas. En medio del caos de Afganistán y sus líderes medievales que rezan con un Ak-47 en mano. Con países en ruinas como Irak y Siria o borrado como Somalia, que son noticias cuando hay grandes masacres.
Y sobre todo la Asamblea de la ONU llega en el momento que se han disparado las sirenas sobre el calentamiento global y una bendita pandemia ha sembrado el mundo de muertes, desequilibrios económicos e incertidumbre. Mientras China y EEUU muestran sus dientes, y el mundo retiene la respiración.