El derramamiento de sangre que provoca la guerra que libran los cárteles por el control de la droga en México no cesa, y esta semana cobró la vida de nueve ciudadanos mexicano-estadounidenses, miembros de una comunidad religiosa. Tres mujeres y seis niños fueron cocinados a balazos mientras se desplazaban en vehículos desde Sonora a Chihuahua. Varios infantes se salvaron de milagro. La matanza de los religiosos –al parecer confundidos con narcos rivales- ocurre días después de una gran demostración de inseguridad e impotencia en México: la captura y posterior libración de Ovidio Guzmán, hijo del Chapo Guzmán. Ovidio fue liberado luego que los soldados que lo apresaron fueron cercados por pistoleros.
Demasiado cárteles.- El gobierno mexicano cree que detrás de las muertes de los religiosos estaría un grupo criminal llamado La Línea, brazo armado del cártel de Juárez. Y es que México es un semillero de cárteles. Si se fuera hacer una lista de los cárteles más poderosos de México se podría iniciar con el de Sinaloa, del Chapo, este último preso en Estados Unidos. El Jalisco Nueva Generación, el cual surgió en 2011. Los Zetas, integrados por exmilitares. El cártel de Tijuana, creado por un exoficial de policía, y Los Betrán Leyva, organizado por los hermanos Alfredo y Arturo.
Trump ofrece ayuda.- Otro es el cartel del Golfo. Le sigue La Familia Michoacana, el cual se desprendió de Los Zetas en 2006, y se destacaron en usar una extrema violencia. También Los Caballeros Templarios. Su jefe Servando Gómez, La Tuta, fue capturado en 2015. Otros son el cartel del Milenio, la Mano con Ojos y el cártel del Centro. Sobre la última matanza, el presidente de EEUU, Donald Trump, propuso a su homólogo de México, Andrés Manuel López Obrador, enviar ayuda militar para iniciar una guerra a los cárteles. Obrador rechazó la oferta. México libra una ardua guerra.