-El anhelo de paz y de la existencia de un Estado palestino junto al Estado de Israel, tal como dictó la ONU en 1947, luce lejano. El 14 de mayo de 1948 se proclamó el Estado de Israel, el palestino es aún un sueño. Desde la fecha la ONU ha dictado cerca de 30 resoluciones, que entre otras condenas, llama a cumplir lo pactado en 1947. Resultado: la aplicación de un verdadero apartheid contra 1.8 millones de palestinos que viven hacinados en una cárcel a cielos abiertos de 40 kilómetros de largo por 12 de ancho llamada franja de Gaza, que junto a Cisjordania, Hebrón, Nablus, Jerusalén Este, Belén y Jericó forman los Territorios Palestinos.

Otras matanzas de Israel.- Los bombardeos de Israel contra Gaza que desde el día 8 de este mes han dejados más de 300 muertes –muchos niños y mujeres- contra blancos de líderes del Movimiento de Resistencia Islámica Hamas, a quien los israelíes acusan de iniciar el fuego con lanzamiento de cohetes y del secuestro y asesinato de tres adolescentes judíos en junio pasado, no son nuevos. En noviembre de 2012 Israel atacó durante 8 días barrios palestinos y mató 170 personas. Entre diciembre de 2008 y enero 2009 la armada judía lanzó la operación “Plomo fundido” y envió 1500 palestinos al cementerio. ¿Alegatos? Los mismos de hoy: frenar a Hamas.

Occidente calla.– Si Hamas es culpable de las muertes de los jóvenes como dice Israel, por qué el Estado hebreo no recurre a organismos internacionales en vez de desatar cacerías que lo convierten en juez y parte. Sus respuestas son desproporcionadas, por lo que alguien comentaba que al parecer Israel goza de cierta aureola cuasi divina: Sus matanzas, opresión y despojo de tierra por más de 60 años contra los palestinos, raíz del conflicto, apenas se discuten en la ONU sin ningún fruto. Lujo, que quizás el dictador Saddam Hussein deseó en su tiempo, y que desearía ahora el presidente ruso Putin, enredado y sancionado por la crisis de Ucrania. Al parecer tienen razón los analistas que dicen que mientras Occidente apadrine Israel la paz será un mito en Medio Oriente y Palestina seguirá siendo una herida abierta y una vergüenza para el mundo.