Pese a llamados al diálogo y mediaciones de enviados de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA), las manifestaciones en Latinoamérica no cesan. Así, los haitianos insisten en la renuncia del presidente Jovenel Moise, a quien vinculan con el escándalo de Petrocaribe; Venezuela se enciende de vez en cuando para exigir mejores condiciones de vida y la cabeza de su mandatario, Nicolás Maduro. Otro volcán es Nicaragua, lleno de ira tras una reelección cuestionada de Daniel Ortega. En Colombia, la protesta estalló esta semana y el presidente Iván Duque confía que haya diálogo.
El caso de Chile y Bolivia. Pero en donde el malestar ha encontrado más pólvora ha sido Chile y Bolivia. En el primero, en medio de muertos y heridos, las demandas no cesan y lo último que ha prometido el presidente Sebastián Piñera es una reforma constitucional. En Bolivia, las cuestionadas elecciones se unieron al malestar social existente estallaron protestas y el presidente perdió el apoyo militar, y debió abandonar el poder y refugiarse en México. ¿Qué pasa en Latinoamérica? Algunos sectores creen que las protestas en AL semejan una segunda “Primavera Árabe”.
La llamada “Primavera Árabe”. Fueron manifestaciones sociales que estallaron en la ciudad de Sidi Bouzid, Túnez, luego que un vendedor, al que le incautaron sus mercancías, se prendiera fuego. Ese episodio fue la mecha, pues las protestas luego brotaron en Argelia, Sáhara Occidental, Arabia Saudí, Omán, Yemen y Libia. La ira siguió en Líbano, Kuwait, Sudán, Jordania, Siria, Egipto, Irak, Irán, Marruecos y Palestina. ¿De qué se quejaban? De los altos precios de los alimentos. La ira obligó a la renuncia de los presidentes de Túnez, Zine el Abidine bel Alí, y el de Egipto, Hosni Mubarak. La inconformidad social era en esos países similar a la que hoy vive Latinoamérica.