Opositores tomaron el jueves las calles de la ciudad de San Cristóbal, en el estado de Táchira, y zonas de Caracas, para recordar el día que estallaron las protestas contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro en febrero de 2014. Manifestaciones, las de 2014, que entre pautas y conatos, se extendieron hasta junio y dejaron 43 muertos, cientos de heridos y arrestados. En esa ocasión los manifestantes denunciaban que Venezuela estaba sumida en la inseguridad, una galopante inflación y una gran escasez de algunos productos. Y pedían a gritos la renuncia de Maduro. Un año después, la oposición ha llevado su batalla al escenario internacional, sobre todo a EEUU y, al parecer, las protestas vuelven a suelo venezolano.
Un país dividido y de difícil diálogo.– Desde los gobiernos del fallecido Hugo Chávez, Venezuela acostumbró al escenario internacional a observar en las calles de Caracas grandes movilizaciones en pro y en contra del gobierno, testimonio claro de la división social. La oposición venezolana truena contra todo lo que huele a chavismo. En la actualidad, muchos sectores cuestionan el manejo que hace el gobierno de las divisas, denuncian presiones a medios, arresto de opositores y una que otras medidas como la que autoriza a las fuerzas del orden a usar armas de fuego en las manifestaciones. La de Venezuela, es una oposición bien atizada y estimulada desde el exterior. Y los intentos de diálogo, como la iniciativa de 2014 con la Mesa de la Unidad Democrática, han naufragado.
… y Maduro como la arepa.- Y como se fueran jinetes apocalípticos, a la escasez, que, por cierto, el gobierno culpa a los grandes almacenes y tiendas, se ha unido la caída del precio del petróleo en los mercados internacionales y las sanciones de EEUU, quien recientemente anuló visas a funcionarios de Maduro. Washington y Caracas no tienen embajadores desde 2010. Y Maduro ha apelado al secretario de la Celac, Ernesto Samper, para impulsar un diálogo con EU y suavizar el fuego que viene del norte. Maduro, a quienes muchos creen que exagera con sus denuncias, sabe que EU no desmaya en vigilarlo, y duerme con un ojo abierto.