– El miércoles pasado la ONU inició su 69 Asamblea General en Nueva York. En el discurso inaugural, y frente a presidentes, primeros ministros y monarcas del mundo, su secretario general, el surcoreano Ban Ki-moon, llamó a los líderes a unirse en una campaña para aliviar el sufrir de los refugiados de la violencia. Desde el mismo podio el presidente estadounidense Barack Obama y otros mandatarios han pedido la unidad del mundo frente al terror. El debate en la ONU ha sido dominado por el brote de ébola en África, la tensión Rusia-Ucrania, el drama de los desplazados de las guerras, y sobre todo, el accionar de un grupo islámico que busca crear un califato en Irak y Siria cortando cabezas.
Conflictos armados.- En su último informe el Instituto de Heidelberg cita 20 conflictos armados a los que da categoría de guerras y otros 25 a los que califica de “guerras limitadas”. Señala el desangre que vive Siria desde que estalló una revuelta contra el presidente Bashar al-Assad en 2011, y ahora, junto a Irak, con el avance los milicianos del Estado Islámico. En Afganistán la guerra no cesa y los talibanes se mantienen fuertes. Libia, al igual que Somalia, está minada por el caos. La lista menciona a Sudán del Sur, dividido entre etnias, y la República Centroafricana en donde impera el diálogo de las balas.
El pedido de AL.- Otras guerritas que arden como la “arepa” son la de Pakistán, Filipinas, Mali, Argelia, Birmania, Chad. Así como la de Etiopía, India, Israel y Palestina, Nigeria (destrozada por Boko Haram), la República Democrática del Congo, Sri Lanka. También Tailandia, Turquía, Uganda, Chechenia, Ucrania y Yemen. Es bueno citar las tensiones de China y Japón, y las dos Coreas. Aunque la lista de Heidelberg no cita la región de Centroamérica, pues, no es un conflicto que llega a guerra, hay que subrayar la violencia de la zona. En Latinoamérica, Colombia y México libran verdaderas guerras. El primero contra una guerrilla y el segundo, el narco. Pero volviendo a la ONU, Latinoamérica aprovechó la cita y pidió una reforma del Consejo de Seguridad, pedido de poco eco frente a la lista de conflictos armados que han dominado la agenda de la ONU.