Temamos perder el asombro

Temamos perder el asombro

En el país hay una crisis moral, parece faltar la autoridad y el crimen no se castiga debidamente. Eso han afirmado, por separado, las denominaciones religiosas Católica y Evangélica de Dios. Que otras iglesias no se hayan sumado en este momento al coro, no significa necesariamente que no hayan percibido estos males. Las iglesias aglutinan a los pueblos, cuyos integrantes profesan  su fe y devoción a través de estas entidades. Cualquier persona puede disentir de una que otra creencia religiosa, pero sin duda tiene que reconocer el enorme peso moral que cada una de ellas tiene en la sociedad.

Por eso, cuando las iglesias afirman que hay crímenes sin castigo, que hay caos y falta de autoridad, no están más que recogiendo el sentir de sus respectivos rebaños. El país, que parece estar perdiendo la capacidad de asombro ante la frecuencia conque se manifiesta la descomposición, tiene en las iglesias un vocero idóneo, veraz, preocupado por la suerte de este pueblo. La autoridad, cualquiera que sea su jerarquía, debería también estar preocupada por su propia pérdida de la capacidad de asombro, porque las malas prácticas, inclusive las que se ejercen contra la vida, se han hecho rutina, pan nuestro de cada día. El asalto, el homicidio, la violación de la ley  están a la vuelta de la esquina, en todos los barrios y pueblos. Temamos a esa pérdida de la capacidad de   asombro.

Haití: prototipo de calamidad

Josette Sheeran,  directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos (PMA), ha pedido al mundo que unifique fuerzas para enfrentar la emergencia extrema en que los cambios climáticos han colocado a Haití. El azote sucesivo de varias tormentas ha multiplicado ancestrales problemas sociales, económicos y culturales del pueblo haitiano, que cada vez tiene menos capacidad para satisfacer sus requerimientos vitales de alimentos, agua potable, medicinas y prevención sanitaria.

Este llamado a socorrer Haití apuntala los reclamos de varios gobiernos dominicanos, que en los foros internacionales han expresado grandes preocupaciones por la suerte del pueblo haitiano. Amigos de Haití, como Francia, Canadá y Estados Unidos, deberían sentirse aludidos con este llamado de la directora del PMA. La calamidad en Haití está erosionando los medios de subsistencia y los cambios climáticos no dejan brecha para pronósticos optimistas.

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