Han primado actitudes y procederes inadecuados en nuestras relaciones con Haití. En Gobierno y sociedad. Han actuado bajo premisas de enemistad y confrontaciones, en lugar de amistad y cooperación impuesta por vecindad. Recriminaciones verbales azuzan prejuicios e incomprensiones que derivan en confrontaciones entre ciudadanos, entre autoridades.
Se ha supeditado buscar soluciones clamando en el desierto de una comunidad internacional que tiene otros esquemas, prioridades, urgencias e ideas disociadas a nuestra identidad y soberanía que debemos preservar. Ha primado unilateralidad frente a la bi-multilaterlidad. No se comprende que mientras la comunidad internacional reciba propuestas y súplicas separadas dispensará tratamiento reservado. Si las recibiera simultánea y conjuntamente, estarían conminados a proceder. Cuando esa comunidad procede en procura de solución viable, nos replegamos. La ineludible vecindad deviene en vínculos económicos.
Se ha perdido perspectiva que abastecer Haití beneficia nuestra economía.
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Que satisfacer sus necesidades alimenticias frena migración. Que no hay fuerza militar, aún con vallas y equipos, que detenga presión de un pueblo hambriento. Se pretende ignorar que requerimientos laborales rechazados por dominicanos en renglones como agricultura y construcción, están satisfaciéndose con mano de obra haitiana.
Confundieron documentación migratoria con reconocimiento de nacionalidad. Se ha creído que el “reforzamiento” fronterizo con vallas, efectivos y equipos, protegería nuestro territorio ignorando vulnerabilidad de empalizadas-aunque sean de blocks y mallas- protegidas por involucrados en tráficos transfronterizos ilegales de personas, productos, armas y dinero.
Hay pasividad en reconocer que disminuir presión migratoria haitiana sobre nuestro territorio requiere coadyuvar institucionalidad y desarrollo haitianos: Que haya Gobierno, y que el Gobierno que haya gobierne; teniendo presente, como admonitara Gandhi: “lo que se obtiene por la fuerza, solo puede mantenerse con la fuerza”.
No se percatan que deportaciones, efímeras por reingresar deportados, escandalizan a instancias que clamamos ayuda.
Los candidatos deben pronunciarse si van a modificar estos comportamientos: sustituyendo (1) cooperación por confrontación (2) bi-multilateralidad por unilateralidad (3) proactividad por pasividad pro-institucionalidad haitiana (4) abrir fronteras comerciales de productos lícitos en lugar de cerrarla y (5) documentar migración laboral desvinculándola de nacionalización.