Temen desalojo de plantel alberga 1,200 alumnos

Temen desalojo de plantel alberga 1,200 alumnos

Aunque se desenvuelven en un ambiente lleno de precariedades, los alumnos de la Escuela Comunitaria Mauricio Báez tienen una preocupación mucho mayor: están al punto de perder el plantel al que acuden cada día con la intención de aprender algo nuevo.

La escuela, ubicada en el sector Los Feos de Guarícano, municipio Santo Domingo Norte, alberga a 1,200 alumnos que se dividen en dos tandas desde el nivel inicial hasta el segundo del bachillerato.

A pesar de que la escuela es pequeña, puesto que tiene doce aulas, es la única que está disponible en esa zona. Por ello, ahora temen ser desalojados.

«Hemos hecho actividades pro-fondos para comprar este local. Los estudiantes de aquí son los más pobres de la comunidad. Hemos solicitado mucho el apoyo al gobierno para que nos ayude con el pago de los maestros o si no, con la compra del local pero no ha sido posible», afirmó Leonilda de los Santos, encargada del área de salud de la Asociación Pro-Desarrollo de Guaricano.

Dijo que la única ayuda que recibe el centro es el desayuno escolar y que desde hace un tiempo nunca llega completo.

El precio del local es de RD$1.5 millones. Para alcanzar la suma, que deben recaudar antes del mes de julio, les falta un poco más de RD$800,000. «Hemos tocado muchas puertas, pero, lamentablemente, no han podido ayudarnos. Las instituciones que más colaboran con nosotros son Visión Mundial y la Fundación ADEMIS», agregó De los Santos.

De no conseguir el dinero, no sólo los alumnos se quedarán sin la posibilidad de aprender: también podría caerse el programa de salud que ofrece un consultorio de atención primaria y una botica popular que están disponibles para todos los integrantes de la comunidad.

Debido a las precariedades, dijo De los Santos, a los maestros apenas les pagan RD$1,600 por mes. Los demás que deberían cobrar, corre a título de donación.

[b]AULAS Y ALUMNOS[/b]

Al llegar a la escuela y ver las oficinas que reciben al visitante, nadie podría suponer cómo están las aulas: descuidadas, a merced del tiempo, funcionan en la parte de atrás del inmueble.

La oscuridad, el abandono y la estrechez se percibe en la mayoría de ellas. Colocadas casi como en forma de laberinto, dan la impresión de que nadie se ha acordado de quienes estudian en este lugar. A pesar de la situación, sin embargo, los alumnos entienden que este es el mejor de los espacios: sin él, aunque no esté en las mejores circunstancias, no podrían aprender.

Así lo aseguró, por ejemplo, Rosalía Furcal. «Tienen que ayudarnos a comprar la escuela, porque aquí estudia mucha gente. Aquí nos dan muy buen material de clases y los profesores son buenos. Esta escuela es chiquita pero aquí aprendemos mucho».

Yomelys Díaz, por otro lado, dijo que «la escuela es muy importante para nuestro futuro. Ayúdennos a conseguir los fondos».

Wilson Montero, preocupado por lo que sucederá el próximo año, tan sólo pidió que no lo dejen sin la posibilidad de estudiar.

[b]OTROS PROBLEMAS[/b]

Las calles de acceso de la zona están sin pavimentar, con baches y aguas sucias que pasan a través de ellas. Esto es, a juicio de De los Santos, porque las autoridades le quitaron el asfalto de la carretera principal desde hace seis meses.

Otro problema peor es la carencia de agua potable: hace tres meses que no llega a ninguna de las comunidades de la zona. La luz, por otra parte, dura hasta 24 horas de llegar. «Tenemos que estar comprando cubetas de agua a dos o tres pesos cada una. Aquí hay una gente que tiene una cisterna y compra camiones. Así es que podemos resolver: comprándola para después transportarla en la cabeza».

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