Temen guerra civil Irak tras ataques a santuario

Temen guerra civil Irak tras ataques a santuario

SAMARRA, Irak (AP).- Un grupo de insurgentes hizo estallar bombas dentro de uno de los santuarios más sagrados de los chiítas ayer y destruyó su cúpula dorada. En represalia fueron atacadas más de 90 mezquitas suníes. Muchos chiítas dijeron que Estados Unidos era responsable en parte del atentado contra el santuario y el presidente de Irak advirtió que se corría peligro de una guerra civil.

Líderes de ambos bandos pidieron calma, pero el atentado, seguido de represalias, pareció dejar al país más cerca que nunca de una guerra civil desde el derrocamiento de Saddam Hussein y la ocupación del país hace tres años.

«Enfrentamos una gran conspiración que tiene por objetivo (destruir) la unidad de Irak’’, declaró el presidente Jalal Talabani, quien es curdo. «Debemos tomarnos de la mano para evitar el peligro de una guerra civil’’.

El embajador de Estados Unidos Zalmay Jalilzad y el jefe de las fuerzas estadounidenses, General George W. Casey, dijeron en un comunicado conjunto que se vivía «un momento crítico’’ y que el ataque contra el santuario de Askariya, construido hace 1.200 años, tenía como fin crear tensión sectaria.

«Este es un crimen contra la humanidad’’, señalaron.

El clérigo chiíta más importante del país y el vicepresidente advirtieron que si el gobierno no puede proteger los santuarios, esa tarea podría terminar recayendo en milicias.

Tanto suníes como estadounidenses temen que la proliferación de esas milicias aumente el caos. Los jefes militares de Estados Unidos consideran que perjudican los esfuerzos por crear fuerzas de seguridad profesionales.

Algunos políticos chiítas están molestos porque Estados Unidos promueve la formación de un gobierno de unidad y que ningún sector específico controle la policía y el ejército.

En una crítica velada a los sectores chiítas más radicales, Jalilzad dijo esta semana que Estados Unidos no apoyaría instituciones dirigidas por grupos sectarios vinculados con las milicias.

Ese comentario hizo que un importante político chiíta atribuyese a Jalilzad parte de la responsabilidad por el ataque al santuario.

«Estas declaraciones dan luz verde a los terroristas. Por lo tanto, comparte la responsabilidad’’, afirmó Abdul-Aziz al-Hakim, jefe del Consejo Supremo de la Revolución Islámica y ex comandante de su milicia.

El actual ministro del Interior, que controla la policía, milita en el partido de al-Hakim.

Las distintas facciones del espectro político aún no han logrado armar un gobierno tras las elecciones del 15 de diciembre. Y el presidente dijo que el ataque al santuario, que fue el tercero contra un blanco importante chiíta en los últimos tres días, buscaba entorpecer las negociaciones.

El santuario de Askariya, conocido como la Mezquita Dorada, tiene las tumbas de dos de los imanes chiítas más reverenciados, considerados por los chiítas como algunos de los sucesores del profeta Mahoma.

Ninguna agrupación se atribuyó el ataque, ocurrido a las 06.55 en Samarra, casi 100 kilómetros (60 millas) al norte de Bagdad, y perpetrado por insurgentes disfrazados de policías. Se especula que fue obra de extremistas suníes.

El gobierno dijo que había detenido a «varios sospechosos’’.

Poco después del atentado, se registraron ataques a más de 90 mezquitas suníes, en los que los agresores dispararon rifles automáticos y granadas, incendiaron el lugar o lo ocuparon, según el Partido Islámico Iraquí, la agrupación política suní más importante de la nación. En los ataques murieron por lo menos siete personas, incluidos tres clérigos, de acuerdo con la versión.

Varias figuras públicas hicieron un llamado a la calma, entre ellas Al Sistani, el principal clérigo chiíta, quien ordenó a sus seguidores que no atacasen mezquitas suníes.

Pero más tarde afirmó que milicias religiosas podrían hacerse cargo de la protección de las mezquitas si las fuerzas del gobierno no lograban poner orden. Algo similar dijo el vicepresidente Adil Abdul-Mahdi.

El ataque contra el santuario generó manifestaciones de protesta en las ciudades chiítas.

La acción fue perpetrada por cuatro individuos que ingresaron al templo, hicieron estallar dos bombas y provocaron el derrumbe de la cúpula. La policía dijo que no se habían hallado víctimas en el santuario.

La tradición dice que el santuario de Askariya, que es visitado por peregrinos de todo el mundo islámico, se encuentra cerca del lugar donde desapareció el último de los 12 imanes chiítas, Mohammed al-Mahdi, cuyo padre y abuelo, también imanes, están enterrados en el templo. Los chiítas creen que al-Mahdi todavía vive y regresará para hacer justicia en la humanidad.

La cúpula fue terminada en 1905.

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