Japón y Estados Unidos enfrentan una nueva presión para reducir sus amplios déficits presupuestarios, después que el FMI y las agencias calificadoras exigieron más evidencia de que pueden tener sus deudas públicas bajo control.
El Fondo Monetario Internacional dijo que las dos economías más grandes del G-7 necesitan diseñar planes creíbles para recortar el déficit, antes de que los mercados pierdan la paciencia y salgan de sus bonos. Standard & Poors bajó la calificación crediticia a Japòn e Investors Service advirtió que el riesgo de que Estados Unidos pierda su calificación triple A, aunque pequeño, está en aumento.