Temen tragedia en San Pedro

Temen tragedia en San Pedro

POR GERMAN MARTE
Lo ocurrido en la cárcel de Higüey el pasado domingo podría pasar en cualquier otra prisión del país, debido al hacinamiento y las condiciones infrahumanas de los recintos carcelarios, advirtió ayer el capellán de la cárcel de San Pedro de Macorís, Christopher Hartley, quien no descarta que en esa ciudad ocurra algo similar o peor a la tragedia que costó la vida a 135 reclusos.

Hartley dijo que mucha gente, al enterarse de que había ocurrido una tragedia, le llamó para preguntarle si había sido en San Pedro de Macorís, «porque yo lo estoy esperando cualquier día». Explicó que en esa ciudad hay dos cárceles y en cada una no debería haber más de 200 presos, pero entre las dos hay más de 800 reclusos, en condiciones deplorables.

«Lo que ha pasado en esa cárcel (la de Higüey) puede pasar en cualquier otra cárcel, en cualquier momento, si no se toman urgentemente las medidas de rigor», recalcó el religioso.

Manifestó que si un obispo le pide al presidente de la República que resuelva la situación y no se hace nada, simplemente es cuestión de tiempo para que algo similar pase en cualquier otro recinto carcelario.

El religioso afirmó que las autoridades estaban advertidas de lo que podía pasar en Higüey donde murieron 135 reclusos fruto de un incendio provocado por pandillas que se disputan el control de la cárcel.

«Nadie lo podría mejor que como lo dijo ayer el obispo, Gregorio Nicanor Peña Rodríguez; el obispo decía: ´yo se lo dije al presidente el 21 de enero que esto iba a pasar´».

A quienes están en contacto día a día con la situación carcelaria tienen el corazón partido, «pero creo que a nadie lo deja sorprendido», expresó el sacerdote al ser entrevistado en el programa Uno + Uno.

Destacó que en las cárceles impera la insalubridad, inseguridad, narcotráfico, y da igual si está en manos de la policía o del Ejército Nacional.

Citando una vez más al obispo Nicanor, Hartley afirmó que las cárceles dominicanas son depósitos humanos, una especie de «morgue de seres vivos», un «depósito de cadáveres vivientes».

Resaltó que en la cárcel México de San Pedro de Macorís, donde trabaja desde hace siete años, hay mucha gente que duerme en el baño y otros en un falso techo de madera, debido a la sobrepoblación que hay tanto en esta prisión como en la otra de la provincia. La falta de espacio es aprovechada por algunos presos y militares para hacer negocios.

Denunció que el colmado que opera en la cárcel México de San Pedro es del teniente Medina, mientras que en la cárcel que llaman nueva, el colmado es de otro teniente, y así ha sido por mucho tiempo, la «propiedad» del colmado es parte de las prerrogativas de los militares al ser nombrados tenientes de una de las cárceles.

Hartley denunció, además, que dentro de la cárcel para hombres, en San Pedro de Macorís, hay una celda para mujeres y otra para adolescentes y niños, lo cual, aseveró, viola todas las normas.

Además de que la comida es mala, en esta cárcel sólo comen una vez al día. A los adolescentes sólo se les permite coger media hora de sol al día, y las comidas de estos se las confiscan con mucha frecuencia.

Añadió que para un recluso ser llevado ante los tribunales para que se conozca su caso, tiene que pagar RD$250 pesos a los guardias, si no paga nunca sale de la cárcel. Es tanta la corrupción que si un recluso se enferma y tiene una cita con el médico tiene que pagarle RD$200 a los militares para que lo trasladen en taxi hasta el hospital Antonio Musa, que está contiguo a la prisión, incluso hay una puerta que comunica ambos edificios.

En los días de visita los tenientes confiscan la comida que le llevan a los presos, para que tengan que comprarla a ellos en el colmado (el del teniente Medina). Igualmente, la comida que proporciona la Dirección General de Prisiones, se la cogen y la venden en el colmado del teniente.

A una persona que le caiga mal, los militares les envía a un preso que le llaman «la Rata» que te mata a palos y el pago al servicio de «La Rata» es acostarse con Marisol que está presa en la celda de las mujeres, «y eso lo sabe el coronel Matos, lo sabe el teniente Medina» y el general Ubaldo Reyes, actual encargado de la Sexta Brigada de la región Sureste, «el tuvo la oportunidad de hacer algo y no ha hecho nada», expresó Hartley.

El religioso manifestó que el ex procurador y los anteriores encargados de Prisión conocen la situación, porque se les ha comunicado, pero no han hecho nada.

MILITARES QUE ROBAN

De acuerdo con la denuncia del padre Hartley, los militares son cómplices de los robos que se producen dentro del recinto carcelario.

«A mí los militares me han robado en la cárcel» denunció el sacerdote.

Explicó que en una ocasión llevó unas latas de pintura para hacer una reparación en la cárcel y varias planchas de playwood y estacionó el vehículo donde están los militares, y sólo militares, y a una distancia considerable del parque donde estacionan los civiles y de allí se las habían robado.

Resaltó que la respuesta del oficial fue que a lo mejor algún preso se las había robado, «a lo que le pregunté qué hacía un recluso delante de 50 militares robando y aquí nadie se dio cuenta».

Insistió que entre los militares y algunos presos que actúan como preboste en las cárceles hay complicidad. Dijo que si a las cárceles entran armas y drogas es debido a la complicidad de los custodias.

Adujo que en la cárcel de San Pedro de Macorís lo menos que hay son machetes, pues los presos tienen allí de todo.

Asimismo, Hartley sostuvo que si las condiciones de las cárceles son terribles, no menos deplorables son las condiciones de vida de los militares que tienen a cargo la custodia de los recintos, «a mí me daría asco comer en el comedor en que comen esos oficiales».

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