Contagiarse con la COVID-19, enfermedad que ha cegado la vida a cientos de personas en el país y de millones a nivel mundial, de solo saber el diagnóstico se piensa en la muerte.
Sin embargo, saber que se está en el estado crítico de la enfermedad, que se requiere de ser ingresado a una unidad de cuidados intensivos para ser intubado, se piensa que es el final.
Es la historia de José Luis Díaz Díaz, sobreviviente de la enfermedad, de quien quisimos conocer su testimonio a propósito de la celebración del Día de los Padres el próximo domingo 26, debido a que es padre de seis hijos- entre ellos un pequeño de dos años-
José Luis, de 57 años, fue diagnosticado positivo a la COVID-19 y estuvo grave por unas tres semanas en cuidados intensivos.
Aunque sobrevivió a la enfermedad, esta le ha dejado secuelas que debe tratar con terapia.
Entre las secuelas que le provocó la COVID-19, reveló a ¡Vivir! esta la pérdida de entre un 40% a 50% de la masa muscular.
“Fui dado de alta el pasado 4 de junio y al salir de la clínica no podía caminar, y aún no he recuperado todas mis fuerzas”.
“Me intubaron en dos ocasiones y eso me ha dejado como secuela dificultad para hablar, pero los médicos me dicen que podré recuperar la voz totalmente. De hecho, la próxima semana debo iniciar terapias físicas de voz y respiratoria para lograrlo”.
José Luis es el encargado de Relaciones Públicas y Comunicaciones del Instituto Dominicano de Prevención y Protección de Riesgos Laborales (IDOPPRIL).
“Gracias a Dios”, dice, su esposa ha dado negativo a la enfermedad al ser sometida a la prueba, aunque su pequeño de dos años, sí fue afectado, dio positivo, pero era asintomático.
“Cuando los médicos me ingresaban a la UCI para hacerme un coma inducido para intubarme, temía la muerte, pero mi gran preocupación era por mis hijos y mi esposa, por todos, pero principalmente por los más pequeños, porque son los que aún les haría mucha falta la protección de su padre”.
“Hoy, a pesar de que aún no estoy del todo bien, doy gracias a Dios de que me diera la fortaleza de sobrepasar el virus para poder ver el desarrollo de mis hijos pequeños”, dice José Luis.
“Me siento un hombre sumamente afortunado, mi esposa y yo estamos agradecidos del Señor de que yo pueda estar con los que amo y me aman”.