Temidos paramilitares dejarán armas

Temidos paramilitares dejarán armas

TIBU, Colombia (AFP).- Unos 1.500 hombres del más temido bloque de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) se desmovilizarán el viernes, en el desarme paramilitar más importante hasta ahora, porque incluirá al líder de la organización, Salvatore Mancuso, y tendrá lugar en una conflictiva región fronteriza con Venezuela.

   Según lo previsto, los miembros del Bloque Catatumbo entregarán sus armas en un acto especial que encabezarán el jefe paramilitar y el alto comisionado de paz del gobierno, Luis Carlos Restrepo, en una finca de la aldea Campo Dos, en el municipio de Tibú (600 km al noreste de Bogotá), en el departamento de Norte de Santander.

   Junto al jefe político de las AUC, Ernesto Báez, Mancuso, un ganadero de ascendencia italiana con más de dos décadas de lucha antiguerrilla, se desmovilizará y continuará al frente del proceso de paz que llevan a cabo esa organización de extrema derecha y el gobierno de Alvaro Uribe.

   Tras entregar a Restrepo su fusil, Mancuso viajará a la norteña localidad de Santa Fe de Ralito, sede de los diálogos y donde rige una suspensión de órdenes de captura, a la espera de la decisión del presidente Alvaro Uribe sobre un pedido de extradición de Estados Unidos en su contra por narcotráfico.

   «Eso es un asunto que decidirá el señor presidente en su momento. Lo importante del paso de mañana es que 1.500 hombres del Bloque Catatumbo se desmovilizarán, uno de los grupos más poderosos de las Autodefensas dejará de existir», declaró este jueves Restrepo.

   Como preámbulo a esa desmovilización, un grupo de 150 miembros del Bloque Cundinamarca se desmovilizaron este viernes en la localidad de Yacopí (180 km al norte de Bogotá), en una ceremonia presidida por Restrepo y el jefe del grupo, Luis Eduardo Cifuentes, alias »El Aguila».

   Pero el Bloque Catatumbo es el más numeroso de las 11 estructuras de las AUC que deberán desmovilizar a 3.000 combatientes antes del 31 de diciembre, según lo acordado. El 25 de noviembre, 452 paramilitares se desarmaron en la región de Urabá (600 km al noroeste de Bogotá) y el pasado sábado otros 47 en el caribeño departamento de Magdalena.

   El Catatumbo es, además, uno de los bloques más poderosos de las AUC, tanto por su preparación militar, como por su beligerancia y su fortaleza económica, que obtienen principalmente del control de los narcocultivos en esa estratégica región de Colombia.

   Agobiados por la pobreza, muchos campesinos no tienen otra opción que dedicarse a sembrar o recolectar coca en una zona de producción de la hoja a gran escala, principalmente en El Tarra y Tibú, con unas 30.000 hectáreas de cultivos ilícitos.

   A punta de asesinatos selectivos y masacres, el Bloque Catatumbo llegó en 1999 a disputar el control de la región a las guerrillas comunistas, principalmente al frente 33 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), aunque también al Ejército de Liberación Nacional (ELN).

   El Bloque Catatumbo es considerado el grupo paramilitar que más violó el cese de fuego que las AUC decretaron el 1 de diciembre de 2002 para iniciar un mes después un proceso que busca sacar de la guerra a unos 20.000 paramilitares antes de 2006.

   Entre el 16 de julio de 2003 y el 16 de julio de 2004, el Bloque Catatumbo perpetró 211 asesinatos selectivos y 44 colectivos, según un informe de la Fundación Progresar, una organización no gubernamental que trabaja en la zona.

   Masacres, incursiones armadas, desplazamientos forzados, campos minados, secuestros, bloqueos económicos, confinamiento de pobladores, forman el panorama que hace del Catatumbo una de las regiones de Colombia que más sufre los rigores de la guerra y donde más se violan los derechos humanos.

   Aunque el gobierno, el Ejército y la Policía garantizaron la seguridad en la región, los pobladores se encuentran temerosos por posibles represalias de las guerrillas.

   La desmovilización de las AUC avanza a pesar de que aún no está clara la forma en que los paramilitares pagarán por sus crímenes, pues el gobierno debe aún presentar ante el congreso una legislación en tal sentido.

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