Temis-Cosas

Temis-Cosas

JUAN F. MONCLÚS
De alta estatura, el peso inferior a la media, delgado, algo encorvado, rasgos finos, frugal en comer y beber, el cabello escaso y sedoso, hombros estrechos, tez clara, reservado en el hablar, nítidamente vestido; se le recuerda llevando un paraguas que lo protegía tanto del sol como de la lluvia. Hombre íntegro y caballeroso, consagrado al estudio del Derecho y otras ciencias sociales; así era don Alfredo Conde Pausas. Nacido en Sánchez, República Dominicana, el 13 de agosto de 1907, a los 21 años obtiene la licenciatura en Derecho en la Universidad de Santo Domingo, el 3 de mayo de 1928.

Se desempeñó como juez en varios tribunales y cortes del países, llegando a ser presidente de la Suprema Corte de Justicia; en ese desempeño como en toda actividad de su vida dio muestras de humildad y sensibilidad social, sus versos recogidos en tres folletos titulados “Machepa”, “Abril” y “Magia”, así lo demuestran. Del primero de ellos copiamos una estropa del verso “Comando de los Hijos de Machepa”. “Con unas rústicas letras escritas sobre la tabla que arrancaron de una caja, un tosco letrero anuncia que allí se asienta “El Comando de los Hijos de Machepa”, -¿Quién es Machepa? (Preguntó a un sonriente miliciano, con menos años que andrajos). Y él, orgulloso, contesta: ¡Todos los pobres del mundo tienen por madre a Machepa!

Del segundo de esos folletos, inspirado al igual que aquél, en la Revolución de 1965, extraemos la primera estropa del verso “Genocidio”. “Por cuarenta mil soldados y el bombardeo horroroso, feroz e indiscriminado, no pudo ser conquistado un pueblo, parecería un mártir en agonía; no inspiraba compasión,porque solo de escuchar la palabra rendición, el mártir se convertía al instante en un león listo a morir o a matar”. Esa vena social revolucionaria se extendió a sus descendientes.

Como presidente de la Suprema Corte de Justicia, fue un ente de moderación, desprendimiento y dedicación a sus funciones; con motivo del Día del Poder Judicial, el 7 de enero del 1966, alabó la conducta ejemplar de altos funcionarios del aparato judicial, terminando el discurso con estas palabras: “Ya había oído decir que por grande que sea el puesto, ha de ser mayor la persona y, en efecto, hay hombres que honran el cargo o las funciones públicas que les ha tocado desempeñar… los que estamos aquí nos hemos dedicado al estudio y aplicación de las leyes, pero no debemos olvidar jamás estas palabras de Eugenio María de Hostos: “Más alto que el sabio vive el justo; más alto que la ciencia es la moral”… El placer de la justicia es mayor que el placer de la verdad”.

Fallece Don Alfredo Conde, en la ciudad de Santo Domingo, el 15 de febrero de 1985.

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