Temor mina sociedad civil Haití

Temor mina sociedad civil Haití

PUERTO PRÍNCIPE (EFE).- Los grupos políticos y la sociedad civil haitiana están a la expectativa ante lo que pueda ocurrir en Haití, después de que Jean-Bertrand Aristide dejara el domingo la presidencia y partiera hacia el exilio.

Esperanza y prudencia forman parte de las reacciones de la población, y los sectores que participaron en el proceso que llevó a la salida de Aristide dicen sentirse aliviados.

«Deseo que Aristide sea el último dictador de Haití», declaró hoy en la televisión nacional el ex alcalde de Puerto Príncipe y dirigente de la Confederación Unidad Democrática (KID, siglas en creole), Evans Paul.

Dirigiéndose a todos los sectores que se «sacrificaron» durante estas semanas, Paul dijo que «nos unimos para sacar a Aristide, debemos servirnos de esta unidad para construir el país».

Paul, que habló en nombre de la Plataforma Democrática, coalición opositora al antiguo régimen, afirmó que este sector político no quiere reemplazar al antiguo régimen de Familia Lavalás, sino «participar en la transición hasta logran unas buenas elecciones».

«Hay que saber gestionar esta victoria», recomendó con prudencia Victor Benoit, coordinador del Congreso Nacional de los Movimientos Democráticos (CONACOM).

Para Benoit, el país vive un «momento delicado», y es necesario el desarme de «la milicia Lavalás» -partidarios armados de Aristide- y el retorno de la calma.

El caos sigue imperando en varios lugares de Haití, donde hoy fueron asesinadas tres personas, una en Puerto Príncipe y dos en Petit Goave, al suroeste de la capital.

El dirigente del Grupo 184, coalición de asociaciones de varios sectores civiles, André Apaid, invitó a la población a tener esperanza y planteó la necesidad de un «nuevo contrato social».

Este contrato se basaría en el documento de pacificación y desarrollo del país que ha elaborado el Grupo 184 en los últimos meses.

Los llamamientos al apoyo de la población para contribuir a la recuperación de Haití siguen llegando desde todos los sectores del país.

El pastor Luc Mesadieu, miembro del Movimiento Cristiano Nacional (MOCRHENA), estimó que «tenemos que arreglar una situación que degeneró completamente», y dijo que para conseguirlo es necesaria la colaboración de todos.

La salida de Aristide es resultado de una «unidad histórica» que permitió una «resistencia pacífica», según Lucien Joseph, de la Federación de Estudiantes y Universitarios de Haití (FEUH).

Joseph llamó al mantenimiento de la movilización popular para construir una sociedad diferente.

«Sabemos de donde salimos, sabemos donde vamos», afirmó.

También la ex ministra Ginette Chérubin opinó que la salida de Aristide fue «una condición para el restablecimiento de la paz».

Chérubin, ministra de la Condición Femenina durante la administración del ex presidente René Préval (1996-2001), añadió que la marcha de Aristide no será suficiente para la reconstrucción nacional si no se cuenta con el apoyo de toda la sociedad.

La ex ministra expresó su «dolor» por la presencia de fuerzas extranjeras en Haití, en el año del bicentenario de la independencia de este país.

Es un «fracaso» que «no podamos resolver nuestros problemas», dijo, y lamentó que la policía haitiana no esté en condiciones de hacerse cargo de la seguridad en estos momentos.

Después de doscientos años de independencia, Haití ha entrado en la centuria «del balance», dijo la ex ministra.

Opinó que los rebeldes del Frente de Resistencia para la Liberación y la Reconstrucción Nacionales «sirvieron de catalizadores» en los últimos acontecimientos registrados en Haití.

Pero advirtió de que entre ellos se cuentan condenados por la justicia que deben responder de sus actos pasados.

Entre estos se cuenta uno de los comandantes del Frente, Louis-Jodel Chamblain, antiguo jefe paramilitar durante el periodo del golpe de Estado de 1991 contra Aristide.

En 1995, Chamblain fue declarado culpable en el juicio por el asesinato en septiembre de 1993 del comerciante Antoine Izmery, partidario de Aristide.

Chamblain salió al exilio en 1994 y nunca fue castigado.

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