Temores infundados

Temores infundados

Las dictaduras se caracterizan por conculcar los derechos y libertades públicas, por practicar en todas sus manifestaciones la persecución política, el crimen de opositores, la represión y prohibición de la lucha sindical, la imposición de métodos autoritarios en diversas actividades y el control total del sistema judicial.
Ninguna de esas situaciones o condiciones se dan en RD, cuya democracia, con sus defectos e imperfecciones, ha podido consolidarse y permanecer estable por largo tiempo, con la celebración de elecciones sucesivas cada cuatro años y el surgimiento de gobiernos de diferentes partidos, incluyendo el actual que después de haber obtenido 18 mil votos en 1978 ha dirigido los destinos nacionales en cinco períodos.
Aquí hubo una dictadura cruel, despótica, sanguinaria, intolerante, criminal y genocida, que tiñó de sangre y luto la sociedad dominicana durante 31 años. También gobiernos de facto como el triunvirato, un golpe de estado contra Juan Bosch, una intervención militar y una revolución armada que este abril conmemora su 54 aniversario, y el llamado régimen de los doce años de Joaquín Balaguer, cuyos desafueros todos conocemos.
Afortunadamente esos tiempos fueron superados y de ahí que constituye una exageración hablar de una dictadura, pues la advertencia se desmiente a sí misma porque se sustenta en una sentencia del Tribunal Superior Electoral donde se demuestra la independencia y responsabilidad de sus jueces.
Estamos en presencia de un desconocimiento de la realidad política nacional, de una ficción mediática o percepción errada, de un temor infundado que como preocupación puede ser válida y hasta saludable para la protección de nuestra democracia, por cuanto hay que respetar tales opiniones, pero al mismo tiempo reconocer que el Presidente Danilo Medina jamás propiciaría un régimen totalitario ni tampoco el país lo aceptaría.

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